jueves, 20 de diciembre de 2018

Festivales ¿para quién?


Llega el fin de año y el fin de curso y ¡a bailar! Peques de infantil y primaria al escenario, venga, a demostrar ante toda vuestra familia (o tal vez no porque no tienen la suerte de tener un horario flexible), miles de personas y compañeros de otras clases lo bonito y lo bien que bailáis y cantáis. No falléis, que con las horas que hemos dedicado...  ¡¿De verdad?! ¿Es necesario?

Año tras año, muchos coles siguen esta tradición (¿quién narices pensó que sería una buena idea?) y las familias acuden en hordas a ver a su peque, ¡qué bonito, oye! Os voy a contar un poco qué puede haber ocurrido entre bambalinas antes de poder "disfrutar" de ese baile que tanto entusiasma a las familias. Repito, digo qué PUEDE haber pasado, no necesariamente en todos los centros ocurre todo lo que se cita a continuación (aunque en algunos puede ocurrir todo y más), pero si no lo decía reventaba...

Primero hay que escoger la canción.
¿Los protagonistas?
Qué va, las canciones siempre las escogen los profes, que para eso les conocemos y sabemos bien con qué canción se van a lucir o vamos a hacer reír más a las familias.  Bueno, y si somos cole bilingüe o trilingüe, ¡a demostrarlo! Y si en música han aprendido a tocar la flauta que es muy original, también.
Pero... Si no entienden la mitad de la letra
Venga al lío, ya no hay exámenes, bueno tal vez hay recuperaciones, pero ahora toca fiesta, que se distraigan un poco y a ensayar. Vamos, que les va a encantar, porque aprender es aburrido así que cualquier cosa que salga de sentarse 8h será divertido y aplaudido, y si no pues amenazas o ridiculizas y listo. ¿Qué pasa, quieres ser la única persona que no se sabe el baile? Vas a ser la única persona que no van a ver, ¿seguro que no quieres terminar de colorear tu corona? va a ser la única diferente, si no te lo aprendes vas a tener que ir al fondo...
Y ¿si no quieren? 
Da lo mismo si les apetece o no, es horario escolar, y el centro es la autoridad. Lo de escuela participativa lo dejamos para las jornadas de presentación y panfletos. No nos distraigamos con eso, organicemos la actuación, van a hacer lo que digamos, como siempre, somos los referentes y la autoridad.
Ya que no escogen canción ni si quieren participar o no. Escogerán cómo bailar, ¿no?
Lo camuflamos de fiesta, pero seamos claros, se trata de lucirse ante las familias, que todas sepan lo bien amaestrados que están en el cole. Todos en filita, en círculo, o en parejas, que se les vea bien. Bueno, a quienes no les salga muy bien mejor al fondo, no vaya a ser que desentone. Y si tenemos a uno o dos que lo hacen fenomenal, pues al centro, o un papel protagonista, que hay que lucirse. Pero que cuando son chiquitines ni se enteran de si están en el centro o no, simplemente es una fiesta y la disfrutan de inicio a fin.
No sería la primera vez que alguno echa a llorar antes de actuar.
Y como sea uno de los protas... para tirarse de los pelos. A veces lloran porque se han quedado en blanco pese haber ensayado miles de veces o porque se les ha olvidado traer el disfraz, o de los nervios, o por querer ir con su familia o por no verla entre el público.
Lo del disfraz es una odisea.
Para evitar que compitan entre ellos porque uno es más feo o no es exactamente igual que los demás ( y mira que se explica bien en la circular... ) y tener un problemón porque a ver qué haces, ¿que salga? ¿le haces un apaño? ¿le dejas al fondo? Así que para arreglar eso hacemos el disfraz en clase, bueno, si son muy chiquitines lo hacemos las profes y les estampamos las manitas, que son muy graciosas y a las familias les parece muy tierno. Además, así les tenemos más tiempo de entretenidos con preparativos del festival.
Se pasan mucho ensayando.
Pero siempre, por mucho que practiquen, sale un grupo que ayer se lo sabía al dedillo tras las 8525807 horas de ensayo y ahora dicen que se han quedado en blanco.
Siempre hay imprevistos.
Además de peques que se olvidan el disfraz, no vienen, o se olvidan de las cosas, también están los que justo estaban almorzando y se ha manchado todo el traje y es todo un drama porque ya saben que es un día muy especial y que hay que hacerlo fenomenal (además, ya saben que Los Reyes andan cerca y están atentos a todo...) porque seguramente vengan tíos, primos, abuelos y hasta el vecino.
Su mayor jurado serán las familias.
Claro, realmente no juzgan a su peque y lo comparan con otros, juzgan a la escuela, tienen que enseñar a las familias lo obedientes y listos que son todos gracias a nuestra guía. Todos sentaditos, en filita, o incluso en trona si son bebés, qué disciplinados, maravilloso. Los más mayores ya demuestran lo que les ha sido enseñado por exámenes, pero esto es una presentación en directo, una prueba con un jurado, unas oposiciones en toda regla, hay que poner toda la carne en el asador ante las familias. Para los peques también son las familias su jurado más importante, aunque saben que su profe está a un ladito mirando muy atentamente y pondrá malas caras si algo no sale como estaba previsto. Eso sí, terminar la actuación y ver a todas las familias sonriendo, aplaudiendo, diciendo lo bien que lo han hecho aunque no fuese verdad, vale la pena todo el esfuerzo, para peques y para profes.
Tal vez se han quedado como estatuas, pero les  decimos qué bien lo han hecho y qué guapos están porque es fiesta.
Y luego, además del vídeo que graban para enseñarlo a todo el mundo, se hacen fotos con unos, con otros, con profes, con amigos, y cualquiera que pase, porque hay que recordar el día. A veces están tan cansados que (de nuevo) lloran, pero están tan guapos, y ha sido tan bonito...
Sin duda es un día muy importante, aunque sin familias no se haría.
Si no fuese por mostrar nuestros dones docentes, pasaríamos el día jugando y de fiesta, porque es verdad que es agotador para profes y peques todas las horas de ensayo y preparativos, es un estrés...
La verdad no sé porqué se hace.
Conozco centros en los que la fiesta es realmente una fiesta, un encuentro, un tiempo de disfrute junto a las familias y otros compis, en el que bailar cómo, cuándo, y cuánto quieran. Visten ropas cómodas en vez de adornos que "pican" o disfraces que hacen de caminar o ir al baño una misión casi imposible.
Tal vez las familias deberían dar voz a sus peques y negarse a que su peque participe si no quiere.
Será la oveja negra, aunque si vamos difundiendo no lo será por mucho tiempo. Las familias no son conscientes o no reparan en lo que implica esa fiesta tan "divertida" en la que su peque puede que haga una actuación digna de Hollywood o un desastre digno de YouTube, porque sin duda se trata de disfrutar a costa de los peques.

*Nótese ironía en todos los puntos anteriores. 
En nuestro centro, las fiestas son junto a las familias no para deleite de éstas. La comunidad educativa decide en conjunto qué y cómo celebrar, teniendo muy en cuenta la decisión de los protagonistas. Incluso en los cumples, deciden cómo celebrarlos, porque es su vida, porque no están para hacernos bailes, porque su única tarea es jugar, porque si quieren bailar y mostrarlo lo harán, porque debemos RESPETARLES, no son nuestras marionetas ni monos de feria.



lunes, 19 de noviembre de 2018

Si los celebras, que los ejerzan.

El 20 de noviembre es el día internacional de los Derechos de lxs Niñxs. Muchas escuelas, instituciones y familias lo celebran, y sería fantástico si no fuese porque el resto de días, o incluso en el mismo de su celebración, los mismos que los celebran, los vulneran.

Comencemos con un poquito de historia:
- En 1959, Naciones Unidas aprobó una Declaración de los Derechos del Niño que incluía 10 principios. Pero no era de carácter obligatorio.

- El 20 de noviembre de 1989, 40 años después, se logró aprobar la Convención sobre los Derechos del Niño, esta vez, de carácter obligatorio para todos los países que la ratificasen.

- En 1990, se convirtió en ley, siendo firmada y aceptada por 20 países, entre ellos España. Hoy, la Convención ya ha sido aceptada por todos los países del mundo excepto Estados Unidos.
(fuente: Unicef.es)

Dos puntos importantes:
1- No debemos limitarlos a los 10 derechos de 1959, sino muchos más, los 54 artículos de 1990.
2- Su cumplimiento es OBLIGATORIO y es el Estado quién debe velar por su cumplimiento.

Teniendo en cuenta esto, me gustaría analizar algunos de los derechos que más se vulneran en las escuelas, instituciones y familias:

Art. 3: En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño

Tercer artículo y ya encontramos el primer derecho que se vulnera (¿casi?) a diario. ¿Realmente creéis que se atiende el interés superior del niñx? Creo que no arriesgo mucho si digo que no, pues por norma general hacen lo que alguien impone; alguien que en el mejor de los casos cree que es lo que debe interesar a ese grupo, y en el peor... que lo impone "porque sí, porque toca, porque siempre ha sido así, etc".
Pequeño inciso:  Derry Hannam propuso en 2016 que lxs alumnxs escogiesen un 20% del contenido a estudiar en horario lectivo. Los resultados de la medida fueron mucho mayores de los esperados: mayor rendimiento, mejor relación profe-alumnx, mayor compromiso, menor absentismo, etc. En este caso, hablamos de interés en la escuela, pero debemos velar por el interés en todos los ámbitos de la infancia, lo cual incluye el hogar. Ay.. si lxs niñxs votasen, el mundo sería muy diferente, pues se daría a la infancia la importancia y prioridad que merecen. Como dice Mar Romera: no es educar para la infancia sino con la infancia.

Art. 12. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño,
teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño


Art. 13: El niño tendrá derecho a la libertad de expresión; ese derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido por el niño.

Hilados al artículo 3 en cuanto a tener en cuenta su opinión e interés; estos artículos se vulneran, faltando a la libertad de expresión y opinión, cuando no se les permite: vestir con/sin determinadas prendas, jugar con determinados juguetes o pintar con determinado color según su género, inscribirse en aquellas actividades de su interés, leer determinados libros, pintarse o maquillarse si no es lo "normal para su género", etc.  No se trata de facilitar todo, pues los recursos materiales a nuestro alcance pueden ser limitados, pero si disponemos de ellos, es nuestro deber permitir que escojan libremente. Respetemos, sin juicio.


 Art 15. Los Estados Partes reconocen los derechos del niño a la libertad de asociación y a la libertad de celebrar reuniones pacíficas.
¿Tienen la infancia y adolescencia espacios en los que reunirse? Tal vez sí, pero siempre o casi siempre están supervisadxs y/o guiadxs por adultxs, y como dice Mar Romera: "Las mejores cosas ocurren a escondidas".
Anda que no habréis escuchado un: "no vayas a invitar a X a tu cumple, que menudx es...", o un "no se te ocurra hacer el trabajo de X asignatura con X, que ya sabes cómo es..." Dejemos que se junten con quien quieran, no anticipemos, demos libertad y herramientas, no parches camuflados de soluciones. 


Art. 17.  Los Estados Partes: a) Alentarán a los medios de comunicación a difundir información y materiales de interés social y cultural para el niño, de conformidad con el espíritu del artículo 29.

¿Noticias con lenguaje y contenido para la infancia? Sinceramente, no creo que los medios estén usando un lenguaje ni un contenido adaptado. Y no hablamos de peques de infantil, quienes no suelen mostrar mucho interés, sino de peques de primaria y secundaria (sí, lxs adolescentes también tienen -los mismos- derechos) que encienden el televisor o abren el periódico y no entienden más de la mitad. ¿Por qué? ¿No interesa a la sociedad que la infancia sea consciente del mundo en el que vive y de cómo es la sociedad de la que forma parte (pese a no permitirles participar)? Tal vez...

Art 19. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual.

Pues eso, que "el cachete a tiempo", la humillación, el "rincón de pensar", o cualquier castigo físico o mental, no son legales. ¿O no los consideras un abuso? La RAE nos indica que abusar es: "Hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguienHacer objeto de trato deshonesto a una persona de menor experiencia, fuerza o poder"  Pues eso.


Art 31. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes.

Por tanto, prohibir salir al patio, jugar en las plazas, salir con amigxs, etc. incumple el derecho al juego. ¿Y echarse la siesta? En muchos coles no se les permite ni facilita a partir de los 3 años... ¿Dónde queda su derecho al descanso? ¿Y esos días de deberes hasta las 10 o más de la noche? ¿Y las semanas repletas de exámenes en las que algunxs se ven en la obligación de cambiar su tiempo de ocio por tiempo de estudio? De verdad... ¡¿Hasta dónde vamos a llegar?!



"¡Pensé que sería más grave! Menuda exageración... Si de 54 artículos sólo mencionas 7!"

¿Y? ¿Acaso hay un artículo menos importante que otro? No, y no lo digo yo, también nos lo recuerdan en Unicef:
"¿Cuál es el derecho más importante?Los derechos de la infancia son indivisibles, interdependientes y están vinculados unos con otros. Cuando en un caso concreto existe un conflicto de derechos, un derecho puede anteponerse a otro a la hora de tomar una decisión. Pero esto no implica que haya derechos más importantes que otros."


Así que, si consideras importante y respetas el derecho al nombre, a la vida, a la no discriminación, a la alimentación, a la educación, a la salud, a la familia, ...

No olvides ni vulneres tampoco el derecho a: la toma de decisiones, la libertad de opinión y expresión, la libertad de asociación y reunión, la información adaptada, no recibir abuso físico ni mental, o trato negligente, el juego y el descanso.

EN NUESTRO ESPACIO, NO BUSCAMOS CELEBRAR EL 20 DE NOVIEMBRE SINO QUE PUEDAN EJERCER CADA DÍA TODOS SUS DERECHOS,  Y TÚ ¿LOS CELEBRAS HOY O LOS VELAS SIEMPRE?


Si quieres leer todos los artículos que componen la Convención sobre los Derechos del Niño, visita:
https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/ConvencionsobrelosDerechosdelNino.pdf


jueves, 15 de noviembre de 2018

Ni asamblea, ni corro, ni círculo.

Hoy quiero compartiros algo que decidimos cambiar y posteriormente eliminar del proyecto: la hora de "asamblea".

Hace cuatro años, cuando pensamos el proyecto, teníamos claros varios aspectos relacionados con el momento de la asamblea:


- Se iba a realizar cada mañana de 9:30 a 10:00, hora aproximada en la que ya habían llegado todas las personas del grupo y habían podido disfrutar de un tiempo de acogida con juego libre.

- Se miraría el día, el tiempo, cantaríamos, leeríamos un cuento o varios, hablaríamos de la tarde anterior o el finde, compartiríamos curiosidades, y plantearíamos las propuestas del día.

- Cada peque decidiría si participar de forma activa (proponiendo y actuando) o de forma pasiva (observando).

- Al igual que las propuestas (antes llamadas talleres) sería un momento respetuoso, en el que cada peque decidiese si participar o continuar con su juego libre. 

- Habría libertad para sentarse, estar de pie, tumbadxs, de rodillas, bailando, o como fuese, cada ser decidiría cómo estar. 

- Se permitiría que entrasen y saliesen de esta rutina cuando les apeteciese, pudiendo incorporarse o retirarse aunque ya hubiese comenzado. 

Parecía que la asamblea seguía totalmente la línea respetuosa del proyecto general ¿no? Bueno, pues así fue cómo lo implantamos. Hubo días que charlamos más y otros menos, que cantamos más o menos, que contamos cuentos o no, que apuntamos cosas en el calendario o no... Al tener como máxima el respetar los ritmos y necesidades de cada peque, hubo días en las que la "asamblea" era individual, pues al resto no le apetecía. Lo aceptamos y no lo juzgamos, no a todo el mundo le apetece hacer lo mismo cada día, hay días que tenemos otras necesidades que nos llaman más. 


Además, otra de las máximas del proyecto es el respeto del juego libre, pues sabemos que es su "trabajo" y no aporta nada cortarlo o interrumpirlo. Así que hubo días que no encontrábamos ese momento de parón para sentarnos y charlar. No nos preocupaba, disfrutamos observando, y sabíamos que la asamblea no necesariamente les iba a aportar algo mejor que ese juego que tanta concentración les demandaba.

Tras unos meses probando y observando, un día nos dimos cuenta de que cuando realmente hablábamos y compartíamos cosas peques y acompañantes, además del día a día, era en la hora del almuerzo. ¡Qué obvio! ¿acaso no es alrededor de la mesa donde es habitual juntarnos y compartir? Ay... al menos nos dimos cuenta, y ya se sabe: más vale tarde que nunca.


Desde entonces, no hacemos asamblea/círculo/corro/cualquier cosa artificial que se le asemeje. ¿Acaso las familias os despertáis y lo primero que se os ocurre es mirar el día de la semana, quién ha venido, el tiempo, etc? Seguramente no, aunque tal vez sí, hay veces que lo primero que queremos saber es el día que es por si tenemos alguna fecha señalada pronto, o miramos el tiempo si vamos a ir a la calle; pero todo ocurre de forma natural, espontánea, no es en absoluto artificial o rutinario.


Así que, desde ese día, cuando nos sentamos a la mesa a almorzar hacemos lo que haría una familia: hablar, compartir, soñar, escuchar... Ese es el verdadero momento de encuentro. 


En la mesa han surgido grandes debates, ha habido interés por buscar qué día es y cuánto falta para el cumple o la fiesta de X, hemos compartido aventuras, hemos planeado qué queríamos investigar o qué juegos queríamos hacer ese día,hemos mostrado nuestros sentimientos y acompañado, hemos recordado conflictos internos y externos, hemos mirado por la ventana para observar las estaciones o el clima (especialmente cuando queríamos salir de excursión), hemos compartido risas, hemos dejado a un lado la comida para jugar en la mesa, hemos visto y probado distintos alimentos, y ante todo, hemos disfrutado. 


A la izq. veis un juego descubierto ese día entre las estanterías. Hizo que dejasen para más tarde el almuerzo y así explorar con las letras. 

Cada peque come cuando quiere, pues defendemos la auto-regulación de la alimentación, y normalmente nos sentamos en grupo, pero seguimos respetando que haya peques que no quieran participar. Disfrutamos de ese momento espontáneo y natural, alrededor de la mesa, no en el suelo ni en cojines frente a un gran panel que nos muestra el día, el clima, el mes, la estación, los cumpleaños, los asistentes, y mil cosas más que se le ocurran a la persona que organiza "el encuentro". 


Y algunxs estaréis pensando: vale, vale, pero ¿y todos los beneficios y contenidos curriculares de una asamblea? respetar del turno de palabra, trabajar conceptos temporales, identificar el clima, estimular la memoria, escuchar, exponer y hablar en público... ¡Ah! Y ahora también se trabajan las emociones, claro.  (y el número protagonista, y el poema de la semana, y el abecedario, y escribir el nombre, y una o varias figuras geométricas, y hacemos una suma, y buscamos el cumpleaños del mes, y vemos los bits de mates, y los bits de monumentos, y los bits de ropa, y la canción de la estación, y ......, y......, y......, y.....) - Me estresa y agota sólo de pensarlo.


Ya, sí ,claro... pues... a ver ... ¿por dónde empiezo?

Además de ser un momento de encuentro y de compartir, una de las causas por las que queríamos introducir la asamblea era para trabajar la orientación temporal: qué día es, qué día de la semana fue ayer, cuánto falta para X, etc. Pues sabemos lo complicado que les resulta orientarse y los líos que se suelen hacer, así que creímos importante facilitarles un sistema en el que orientarse temporalmente. 

Por eso dispusimos (y mantenemos) un gran calendario (de verdad, no de esos de dibujitos ni nada similar) y un reloj con pictogramas. Al principio teníamos un calendario de pinzas, que íbamos girando día a día y era muy manipulativo, y después optamos por el típico con cuadraditos para que pudiesen escribir en ellos y que fuese más real. Cada peque los mira e interactúa con éstos cómo, cuánto y cuando quiere. Ha habido peques que han querido contar días para ir a la playa, para su cumple, para ir al pueblo, para ir a la biblioteca por la tarde, para que saliese su peli preferida... Y peques que han mirado nuestro reloj con pictogramas más de veinte veces para saber a qué hora viene su familia y "calcular" si daba tiempo a preparar un juego o no. 

Es en esos momentos en los que verdaderamente se trabajan esos contenidos lógico-matemáticos (conteo, secuencia, identificación de los números, etc. ) que pretenden trabajarse en una "asamblea"; a no ser que sea simple y tristemente un "time-filler" - no sé si existe traducción para esa expresión- ¿pasatiempo? :-/ 


Todo lo demás se trabaja de forma natural en el juego libre, pues en él hay turnos de palabra y practican la atención, memorizan si juegan a hacer parejas o si tienen que buscar un juguete que no está en su sitio, miran por la ventana para ver si deben abrigarse más o menos si quieren salir al patio o se marchan, realizan trazos si lo desean, comparten experiencias con otrxs, etc. Lo de las emociones... creo que merece un post a parte, pero lo resumiría en: no se trata de nombrarlas sino de identificarlas, empatizar, gestionarlas, etc. El número protagonista, el poema de la semana, la figura geométrica y demás, pueden tener su momento durante el día, de forma espontánea también. Si pensamos bien los materiales que vamos a facilitar en el espacio, en el espacio habrá: números, letras, cuentos y poesías, juegos con formas geométricas, etc. Más valen 2 minutos (que suelen ser muchos más) de concentración plena en un juego escogido libremente, que 20-30 minutos sentados sin ser en absoluto significativo y completamente repetitivo- memorístico. 


Así, que, creemos que teníamos muchas razones para no hacer una "asamblea tracicional" y observando y observándonos hemos encontrado muchas otras para eliminarla por completo para sustituirla por un encuentro natural en la hora del almuerzo. Gracias a nuestro compromiso con la formación continua y revisión periódica del proyecto, supimos dónde pulirlo para ofrecer así un espacio cada vez más familiar, natural, y respetuoso. Seguimos aprendiendo, observando y observándonos.

viernes, 12 de octubre de 2018

Acompañando hacia la libertad

Días de lluvia, días de nostalgia y de reflexión, días de echar la vista atrás y de ver el camino recorrido. Nadie sabe qué habrá en la siguiente curva pero seguimos caminando con paso firme, confiando en nuestras alas.



Tercer curso acompañando a peques en sus primeros pasos y palabras, sus primeros bocados, sus primeros conflictos, sus primeras frustraciones y sus duelos, sus alegrías y sus enfados, su descanso y energía, su curiosidad, su cariño, su lógica que te descoloca, sus sueños...su libertad en todos los sentidos.
Tercer curso confiando en cada pajarilllo que se ha posado en nuestra rama, respetando su proceso, su naturaleza, su perfecta imperfección.



De pronto nos paramos y contamos, 17 peques ,13 familias, han compartido un tiempo en este árbol. Nuestras ramas van creciendo según observamos a los pajarillos. Les observamos muy de cerca, sus necesidades, sus intereses, su naturaleza... y aprendemos juntos.

17 pajarillos que han removido las hojas del árbol y provocado cambios en las raíces, creciendo cada vez más hacia un modelo totalmente abierto y respetuoso con cada ser, hacia una verdadera escuela libre.

Al diseñar el proyecto en 2015, hicimos un proceso de "desintoxicación escolar", pues si algo estaba claro era que queríamos un espacio respetuoso, que confiase en cada peque, en su naturaleza curiosa y su auto-regulación natural de toda necesidad.

Para ello, además de la formación como acompañantes, sabíamos que el espacio cortaría de raíz las condiciones que son habituales en los centros tradicionales: familias fuera de las aulas, materiales fuera del alcance, fichas, premios y castigos, aprendizaje por proyectos no iniciados por cada peque, horarios estrictos de alimentación y descanso, excursiones nada significativas, actividades dirigidas, insuficiente espacio para el libre movimiento, segregación por edades, total ausencia de la educación emocional, anteposición de las prisas a la autonomía, privación de la auto-regulación, reclusión en espacios cerrados, autoridad impuesta, grupos masificados, y un etcétera tan largo que podría merecer otro post...

Al ponernos en marcha, hemos mantenido nuestra actitud observadora, de acompañantes, confiando en cada peque, buscando proporcionar un espacio libre y respetuoso para cada integrante. Y, como dijo John Cotton: "Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender". Y aquí seguimos, aprendiendo de cada pajarillo, moldeando las ramas del árbol para que puedan moverse por ellas libremente y confiando en que su estancia aquí les permita poder volar donde deseen, confiando en sus capacidades, conociéndose, habiendo tenido un tiempo en el que desarrollarse libremente.

En este tiempo, además de la desescolarización inicial que mencionaba, hemos "podado" las actitudes que hemos identificado como contaminantes para un espacio completamente libre. Acciones que se habían colado sin percatarnos, no siendo conscientes de su trasfondo. Y buscando acercarnos más al modelo de escuela libre, hemos ido realizando cambios en nuestro árbol:



Podamos las ramas de la asamblea matinal, dando paso a las reuniones en la cocina, mientras almorzamos.
Nos desprendimos de la rotación de materiales propuesta por acompañantes, dando paso a la rotación escogida por quienes disfrutan del espacio, cada peque.
Eliminamos los talleres, dando paso a las propuestas de juego libre y espontáneo.
También nos desprendimos de los horarios de cualquier actividad, dando paso a la espontaneidad, disfrutando de cada segundo.
Atrás quedaron los grupos separados por trienios, dando paso a la realidad social y la libre agrupación.
Nos olvidamos también de los miedos a no adquirir ciertos hitos si no se proponen, dando paso a la confianza y el no-juicio.
La decoración escogida por las acompañantes también se eliminó, pues volvía a ser una necesidad creada, ahora cada peque decide o propone qué, cuándo o cómo decorar su espacio.
La toma de consciencia de la temperatura corporal pasó a ser una responsabilidad de cada peque, pues esto forma parte de la auto-regulación.

Y como estos, seguro muchos otros cambios de los que no somos conscientes nos han ido haciendo cada vez más conscientes de nuestra misión, ACOMPAÑAR. Y lo pongo en mayúsculas, pues creo que lo que engloba es muy grande, y debemos ser muy conscientes.

Lo teníamos claro desde los inicios, pero si no fuese por el continuo trabajo interno, la directividad y presión de la sociedad en la que vivimos nos contaminaría sin darnos cuenta, afectando directamente a los pajarillos.

Por eso, podemos decir con mucho orgullo, que seguimos, que si vamos cambiando el rumbo y podando ramas es para dar paso a otras con aires más puros.

Gracias a los pajarillos que volaron pero siguen viniendo a visitarnos, pues por lo que nos enseñasteis ahora somos así. Gracias a los que estáis ahora, veteranos o recién llegados que nos seguís mostrando el camino cada día. Gracias a todas las familias que decidisteis anidar y confiar en estas ramas para vuestros peques, pues sin familias no hay camino a seguir. Gracias a los que os acercasteis para una pequeña estancia o a visitarnos, pues cada pajarillo cuenta y cada historia que nos traéis de otros árboles nos ayuda a seguir creciendo. Gracias a todos. Pajarillos... os esperamos.


sábado, 29 de septiembre de 2018

¿Porqué no les subimos al columpio, ni sentamos a bebés, ni les damos la mano para "aprender" a caminar?



Son muchas las veces en las que nos dicen o vemos que una familia decide subir al peque a lugares que no alcanza de forma autónoma: columpios, sillas, balancines, o cualquier otra atracción. Parece que a los adultos nos da tanta pena que no descubran lo divertidos que son, que es inevitable caer en la tentación, y entonces, suben al peque. "mira qué chulo" "qué divertido".



Normalmente sonríen, y si no sonríe... pues o bien desisten (volviendo a probar otro día o incluso un ratito más tarde "tiene que gustarle, es taaan divertido") o hacen un sinfín de virguerías hasta que sonría. ¡¿Cómo no va a gustarle algo tan divertido?!

Entonces, llega el momento de bajar, y ¡sorpresa! no pueden, pues no alcanzó ese sitio de forma autónoma. Pero no pasa nada, le bajamos y cuando quiera más, que nos lo pida, ahora que ya le gusta y ha descubierto algo nuevo...

El segundo día, llega el peque al parque y... ¡quiere volver a montar! Claro, si es tan divertido, ¿cómo vamos a negárselo?... Y se le sube. Y se le baja cuando se cansa. Y así una y otra y otra vez, hasta que un día, el adulto se cansa ¡vaya! ¿ahora qué? Pues ahora tenemos a un peque que necesita del adulto para lograr una posición no alcanzada por sí mismo. (Pasa lo mismo que los peques a los que se les sienta, se les da la mano para caminar o subir escaleras, etc)

A partir de ese momento, el peque se frustra, no puede alcanzar su objetivo, le han presentado algo para lo que no estaba preparado, pero ya es tarde, le hemos puesto la golosina en la boca, no podemos quitársela... Es entonces cuando tenemos un peque cuyo desarrollo ha sido intervenido, provocando una frustración y una dependencia del adulto, no se ha respetado.

Por otro lado, podemos encontrarnos peques que son respetados, porque no adelantarles ni exponerles a situaciones y posiciones no alcanzadas/descubiertas por sí mismos es respetar su desarrollo. Miran con muchas ganas ese escalón, esa mesa, esas escaleras o ese balancín, que ven cómo otros peques alcanzan esa cosa que tan divertida parece. Qué ganas de alcanzarlo... Lo miran, lo prueban, intentan alcanzar su objetivo una y otra vez. Observan y observan, fijándose en todos los detalles, escuchan, atienden y entienden sus habilidades motrices, y un día...¡llegan!.

La cara de felicidad de ese momento, no tiene precio. Lo ha conseguido, sin ayuda, tras mucho esfuerzo y dedicación; ha esperando pacientemente a notar ese impulso que le permita hacerlo sin ayuda, y ha observando a otros. Ahora se siente capaz, útil, autónomo, independiente. Sí, todos terminan llegando, aún no conozco peque de más de 5-7 años máximo (sin una alteración del desarrollo natural) que no se suba solo a los columpios, que no camine, que no coma solo, que lleve pañal, que no suba escaleras, o que no reconozca ni una letra y/o número.

Los peques imitan y copian de maravilla, es su tarea, están "programados" para ello. Algunas veces nos gustará lo que copien, otras no tanto, pero somos seres sociales, aprendemos de y con otros. Debemos darles su tiempo, alejarles de la prisa adulta que nos contamina, permitir que disfruten de todas y cada una de las etapas, sin prisa, pues no sirve de nada adelantar los procesos más que para arrebatarles la satisfacción de hacerlos por sí mismos.

Dejarles descubrir esos lugares por sí mismos también es una invitación a conocerse a sí mismos, a tener paciencia, a tener consciencia de sus capacidades de acción, a aceptar sus limitaciones.

En definitiva, si no intervenimos ni adelantamos, estamos abriendo las puertas del auto-concepto y la autonomía. Si les mostramos posturas y lugares que no alcanzan por sí mismos, les abrimos la puerta a la dependencia, la frustración, la falta de conocimiento de sus capacidades de acción, y un largo etc.

P.d.
¿Y si ya le he subido, le he sentado, o le he dado las manos? Siempre hay tiempo de volver atrás, con cariño y firmeza, le explicamos al peque: "no voy a hacer X porque no estás preparado para ello, sé que te gusta y que disfrutas mucho, pero no es bueno para ti. Puedes intentarlo tú solo, yo estaré aquí acompañándote"
Ya, pero se frustra... "Veo que te enfada que no te suba/coja/X y lo entiendo, pero no voy a hacerlo. ¿Puedo hacer otra cosa por ti?"
Cuesta, pues se les ve tan felices... pues te aseguro que la sonrisa de satisfacción es muchísimo mayor. ¿Acaso hay algo que les guste más que hacerlo solos, sin necesitar a otro, sintiéndose autónomos?

lunes, 17 de septiembre de 2018

¿Cómo cuidar una isla?

Cada peque que nace, es un pequeño islote, una zona con tierra, y con vegetación visible o latente. Las personas adultas, somos el agua que lo rodea, tratando de nutrirlo y protegerlo al mismo tiempo.

Si subimos la marea en exceso, podemos terminar por ahogar la costa, esa tierra fértil en la que (si damos tiempo suficiente) brotará vida.
Si nos apartamos demasiado, el centro del islote no recibirá agua suficiente y pese a tener una gran extensión y ser muy florecido en las afueras, su centro estará abandonado.



Demos el agua suficiente, sin ahogar ni abandonar. Olvidemos nuestras "mochilas", esas preocupaciones que muchas veces nos empujan a inundar la tierra por miedo a no saber qué surgirá de ella. Dejemos libertad y mezamos al son de las mareas esa isla en la que poco a poco van creciendo esos brotes, permitiendo que cada tallo corrija su rumbo si se equivocó, permitamos que ese islote se desarrolle sin huecos, aportando nutrientes a cada brote, pese a que surjan brotes que no parezcan relevantes, riega todos, nunca sabrás lo alto que crece un árbol si lo cortas al nacer.   
Habrá brotes con flores, otros con frutos, o con espinas, serán gruesos, muy grandes o muy pequeños, a lo largo de la vida, crecerán brotes muy variopintos, pero todos ellos tan importantes como los demás. 



Cada islote, dependiendo de su ubicación, tendrá unas mareas, en ocasiones más altas y otras menos, pero nunca dejará de ser una isla. Si nos alejamos, otras aguas llegarán, y otros brotes surgirán, aunque no será más que un trampantojo, pues el centro de la isla, el corazón, estará entonces tan alejado de la marea que apenas recibirá los nutrientes que necesita. 



Alimentemos el centro de cada ser, con cariño, confianza, compañía, escucha, y mucha paciencia, pues un árbol robusto necesita de muchos años para crecer.


Vendrán corrientes de otros lugares, de las que en ocasiones recibirá nutrientes la isla, unas queriendo y otras ,cual tsunami, sin previo aviso. Pero ese mar que lo acompaña, siempre estará allí, cuidando lo mejor que pueda a su islote, viendo cómo crecen sus brotes, aportando los nutrientes que estén en su mano.  El islote no necesita a nadie que tire de sus tallos ni de las raíces de sus árboles, ni que remuevan la tierra, tan sólo necesita agua que le acompañe y le permita crecer, desarrollarse en libertad.

Y tú ¿ Ahogas, secas, o meces?

domingo, 9 de septiembre de 2018

¿Cómo es el asiento de tu coche?




Hace unos meses, A y B charlaban:
- Buenos días, busco un coche moderno, actual, para movernos cómodamente por la ciudad.
- Pues verá. disponemos de varios modelos, todos con modernos sistemas de ubicación GPS, aparcamiento automático, detector de lluvia... Tecnología punta.
- Estupendo. ¿Y el motor? Soy algo manitas y me gustaría poder hacerle los arreglos que considere.
- ¡Uy! No, no, el motor no se toca, está perfectamente aislado para que nadie tenga acceso. Si quiere realizar una reparación, acuda a los profesionales.
- ¡Vaya! Bueno...vale.
- Le recomiendo que compre el pack de maletas de viaje, para playa, alta montaña, desierto y profundidades del océano.
- Pero, yo no voy mucho de viaje. Tal vez a la montaña, pero no alta montaña. No necesito esas maletas.
- Cómprelas, que nunca se sabe... Hay que ir preparados.
- Bueno, si insiste...
- También tenemos alerones. Todavía no existen los coches voladores, pero, quien sabe...
- Pero...
- Hágame caso, todo el mundo lleva alerones, hay que ir preparados.
- De acuerdo. ¿Algo más?
- Lo cierto es que seguimos vendiendo los caballos para que puedan remolcar el vehículo, por si falla el sistema, que pueda usted continuar el camino sin problema.
- ¿Caballos de carga? ¡Pero si hace años que no se ven caballos por las calles!
- Ya, pero no me negará que son un buen recurso, quien sabe el día que los necesitará... Hay que ir preparados.
- Pff. Venga vale, pues caballos también.
- ¿Y tiene usted carnet de piloto?
- ¿Cómo que de piloto? Si esto es un coche
- Ya claro, pero ya sabe usted que la vida cambia, antes de que nos demos cuenta serán aeronaves.
- Pues nada, me sacaré la licencia de piloto, como bien dice, hay que ir preparados.
- ¡Ay! Antes de que me olvide, este coche sólo puede aparcarse en batería y junto a coches de 4 plazas, no se le ocurra aparcar al lado de uno de 2 plazas.
- ¿Y eso?
- Usted haga caso, que luego vienen las sorpresas.
- Vale, vale. Bueno, pues nos vemos en unos meses. Gracias.

A. salió del concesionario directo a hablar con C.

- Ya tengo mi licencia de piloto. Por fin, ya puedo comprarme el coche de mis sueños: tiene la última tecnología, un motor intocable, un pack de maletas, alerones para volar, caballos para ir a remolque... Una pasada.
- ¿Y tiene asientos?
- La verdad es que no lo sé, pero aparca solo, es una maravilla. Y hay que aparcarlo junto a coches de 4 plazas, nunca de 2.
- Pues yo veo coches alternados y no pasa nada.
- Ya bueno, pero es lo que me han dicho.
- Y los caballos, ¿para qué?
- Pues para llevar el coche a remolque.
- Existen las grúas ¿sabes?
- Ya, pero bueno, ya sabes que siempre han sido los caballos los que han remolcado...
- ¿Y el pack de maletas? Si tú dices que no eres de viajes.
- Jo, parece que no sabes que hay que ir preparado. ¿Quién sabe dónde estaré en un tiempo?
- Ya, ya veo... ¿y qué me dices de los alerones?
- Pues para el futuro, que hay que ir preparado, lo dicen todos.
- Bueno, pero lo que te decía ¿Tiene asiento? ¿y volante?
- ¡Ay! Que no lo sé, tiene lo mejor del momento
- ¿Lo mejor para qué? ¿para quién?
- ...
- En 10 años ¿Seguirás con ese coche?
- No sé. ¿qué más dará?
- ¿Para qué compraste entonces el alerón y te sacaste la licencia?
- No sé, hay que ir preparados...


Cambiemos la tecnología del coche por la de muchas aula hoy en día, tecnología impuesta y sin marcha atrás, dejando de lado otras vías, pues el motor ahora es intocable.
Cambiemos esos alerones y esas cuatro maletas por ese bloque de asignaturas obligatorias, que no sabemos si las necesitarán los peques, pero les inflamos a conceptos de "por si acaso".
Cambiemos los caballos de remolque por ese temario y esos procesos que se han quedado atrás pero seguimos empeñados en mostrarlos como siempre porque "siempre ha sido así" Repetición, memorización, la letra con sangre entra...
Cambiemos los coches de 4 plazas todos juntos por las aulas segregadas, no vaya a ser que aprenda cada uno a su ritmo y alguno se adelante a su grupo...
Eso sí, los asientos y el volante, si siguen siendo de mimbre, si siguen sin amoldarse a nuestra figura, no pasa nada, lo importante es que vaya bien equipado. Bien equipado ¿para qué?

Si queremos ir preparados, asegurémonos de que cada peque está a gusto en su asiento, lo conoce, y es capaz de modificarlo. Demos herramientas en vez de soluciones, no se trata de tener un montón de equipamiento en el coche, sino de saber qué añadirle, dónde ponerlo, cuándo ponerlo, y a quién acudir en caso de ayuda.
Basta de peques hiperpreparados para un futuro incierto, en el que lo único que sabemos que no cambiará será su asiento, desde el que recorrerán miles de lugares.
No puede ser que haya peques sigan teniendo que memorizar las tablas de multiplicar sin entender para qué sirven o de dónde surgen, qué representan. No puede ser que haya peques que aprendan tres idiomas pero no entiendan o atiendan sus necesidades. No puede ser que sigamos separando a peques por edades cuando en un futuro ningún adulto se relaciona en un entorno de personas homogéneas. No puede ser que se sigan empleando pedagogías de la era industrial, pero tampoco que tratemos de adelantarnos "a lo loco".

Hagamos que los peques se conozcan a sí mismos, su asiento y su entorno, que tengan capacidad para adaptarse por el camino, pues hay mucha carretera por delante y muchos caminos por descubrir. Dos palabras clave para el viaje: Confiar y respetar. Sólo así podremos disfrutar, unas veces de conductores y otras de copilotos.

jueves, 30 de agosto de 2018

La adaptación ¿respetuosa?

A una semana de "la vuelta al cole" y con mucho ajetreo para tener todo listo, no pedo evitar parar un segundo a escribir de algo que lleva semanas removiéndome: el periodo de adaptación. Si no escribo ya, exploto.

No hago más que leer centros que publican abiertamente cómo hacer la adaptación: "familias fuera del aula" ,  "las familias deben reprimir/esconder sentimientos de tristeza"  o incluso "llorará, ¡es normal!" "siempre es/ha sido así".




¿Normal? "Llorarán hasta que se acostumbren el espacio, las rutinas, los compañeros" Llorarán si no están atendidas sus necesidades, si no se respeta su sueño, si no se respeta su alimentación, si no se respeta su juego. En muchos casos, al final del primer mes, dejarán de llorar, pero lamentablemente no por acostumbrarse a los cambios sino por aprender que dicho llanto no es respondido, no es atendidos, no sirve. Y después llega el "no hace más que tirar del pelo, pegar, morder, romper... Todo por llamar la atención!" Ains...Estos peques rebeldes...

¿Nadie se ha parado a pensar porqué los peques lloran en las escuelas (y las mal o no tan mal llamadas "guarderías") pero no lloran en una reunión de adultos cuando van de visita? ¿Qué tal si les damos la oportunidad de acercarse de forma tranquila a este nuevo espacio, junto a su adulto de referencia? Igual que hacemos al visitar a unos amigos.  No, sé, lo mismo es una locura, pero ¿Porqué forzamos a los peques y sus familias (porque las familias también sufren) a una separación tan antinatural?

¿No sería mejor que el espacio sea un lugar sano, seguro, tranquilo, respetuoso, y familiar desde el primer momento?




En Octopus, la primera visita se desarrolla al igual que cuando vamos a ver la casa nueva de unos amigos, los peques vienen, desde el primer día, los adultos hablamos, saludamos al peque y les invitamos a explorar a su ritmo, junto a su figura de apego o por su cuenta. 

Por norma general, mientras los peques exploran el espacio y los materiales, ven cómo los adultos hablamos, nos relacionamos, charlamos largo y tendido, sin prisas, disfrutando del encuentro. Los peques miran, "huelen" el ambiente cálido y familiar, se relajan y se lanzan a explorar porque saben que su familia está a gusto. 

Cuando terminamos de hablar, les preguntamos a los peques qué tal, les decimos lo que hemos observado ("parece que te gustan las cocinitas", "has hecho una carretera", "has saltado en la colchoneta", etc.) Normalmente, remolonean para salir, hay tanto por descubrir... 

Nos despedimos invitándoles a venir a jugar otro día (a jugar, no a aprender. Yo no iría a un sitio en el que me obliguen a aprender! Aprenderé si quiero! Una pequeña diferencia...El aprendizaje es una parte intrínseca del juego) 

Se marchan, y vuelven el día de "vuelta al cole", con su figura de apego, con una mezcla de alegría y timidez. Pasan, sin prisa, preguntamos qué tal el día, unos contestan y otro necesitan un poco de tiempo, pero desde el primer re-contacto nos mostramos con ganas de volver pasar un tiempo junto a ellos. Recordamos el día que nos vimos, qué hizo, qué pareció interesarle, etc. ¡Ojo! Es un acercamiento sincero, no una distracción tipo "mira, no estés triste aquí lo pasarás muy bien, hay muchos amigos y juguetes" No. no y no. 

Buscamos que vuelva a conectar con ese día, con esa emoción con la que se marchó, con un juego que le enganchó, junto a su familia y la acompañante. Los adultos estamos ahí, al 100% para atender al peque, los adultos ya no hablamos "cosas de mayores", estamos por y para el peque. Le acompañamos, le observamos sin juicio, y poco a poco, el peque entra en el espacio, se lanza de nuevo. Ya nos conocemos, conoce el espacio, y encima tiene toda la atención. ¡Estupendo! ¿no?

Con el paso del tiempo, de forma natural, sin prisa, más rápido de lo que muchos imaginan o ven en otros espacios, su figura de apego va pasando a un segundo plano. Pues si el peque pide algo a su figura de apego de referencia, ésta invita al peque a preguntarlo al acompañante, acercándonos así poco a poco, hasta que el peque ve que el acompañante también está ahí para ayudar, comienza entonces a atajar y pedir cosas al acompañante. El peque confía en su figura de apego, y si sabe que la figura de apego confía en el acompañante, él también lo hará. 

De la misma forma ocurre la exploración del espacio, primero, como es natura, suelen pedir estar pegaditos a su figura de apego, y poco a poco se separan,primero con contacto visual y después sin él. ¿Acaso dejamos a los peques con la familia o amigos despidiéndonos de forma rápida "para que no se alargue y no sufra"? ¿Porqué lo normalizarlo entonces en un entorno escolar que debe ser la prolongación del hogar?

La separación ocurre desde el respeto, desde la confianza del triángulo familia-peque-acompañante. No "arrancamos" a los peques de los brazos, son éstos quienes se van soltando al sentirse seguros. Si todos estamos tranquilos y seguros, si vivimos el proceso de forma natural, reproduciendo una escena de separación basada en confianza mutua (estar en casa de amigos, ir a un cumple, etc) la adaptación no es un proceso doloroso, de resignación ni de abandono! Es un proceso de encuentro, de descubrimiento, de expansión del hogar, de disfrute.

En Opctopus, siempre lo recalcamos: no hay periodo de adaptación, es un proceso de acercamiento, de encuentro, de convivencia. Es más, quien debe adaptarse debería ser el centro, no el peque. Debemos conocer a cada peque y respetar sus rutinas, si no, haremos que no sean más que una caja de la fábrica que nos ilustraba Tonucci:




En nuestro espacio, las familias permanecen horas, días, semanas, o meses, lo que cada binomio (peque-familia) necesite/pueda (Por desgracia, algunas veces la conciliación laboral hace que el proceso no pueda ser tan respetuoso...).Pero, en definitiva, el centro infantil debe ser un espacio para compartir y en el que disfrutar del espacio preparado junto a tu peque, DESDE EL PRIMER DÍA.

Y como colofón, un pequeño recopilatorio de excusas tipo para no hacer un proceso de adaptación respetuoso: 

"Son 20-25 peques, son muchos adultos, no cabemos" Donde caben dos, caben tres. Mejor apretados y acompañados que en un espacio "gigante" solos con una persona a la que seguramente no hayan visto nunca.

"Me observan, no estoy a gusto" ¿cuál es el problema? ¿Acaso no debe sentirse seguro el adulto también? Nos están dejando su tesoro más preciado, normal que quieran mirar con lupa.

"Si la familia de Pepito, María y Teo,  no puede venir, estarán tristes" Pues Pepito, María y Teo podrán ser atendidos por el educador/a mientras los demás tienen a su familia para ir despegándose. Haciendo adaptaciones lo más individualizadas posibles.

"No se van a ir ni con agua caliente" Se van, si acompañamos y respetamos los ritmos, peques y adultos terminan por sentirse seguros, confiando en esa tercera persona y segundo hogar.

"Que no pasen, llevan zapatos y traen suciedad" Pues...a descalzarse. Bueno, bonito y barato. Además, ya sabréis los grandes beneficios de caminar descalzos.

"Si es más tarde de la hora de entrada, que no entren, que se distraen" ¿Distraer? ¿de qué? Si un peque está realmente concentrado en algo, ya puede pasar un circo que no se distraerá, puede que levante la mirada y vuelva a su juego, pero no se distraerá. Otra cosa es que pierdan la concentración forzada, pues ¿quién no se ha entretenido con una mosca con tal de no atender a algo aburrido?

Luchemos y defendamos los derechos de los peques, que no hablen no significa que no tengan derecho a voz y voto, respetemos, respetemos sus ritmos, sus necesidades, sus emociones, su individualidad. Acompañemos también a las familias, vamos a cuidar de su tesoro, mostrémonos abiertxs, cercanxs, y dispuestxs a escuchar, sin juicios, "sólo" escucharles hará que se sientan seguros y que sus peques "huelan" el ambiente de tranquilidad, en el que todo fluye de forma natural.

Familias... Nos vemos en vuesto segundo hogar. :-)


Si te ha gustado este post, no te pierdas: Reflexiones: ¿Una escuela?







sábado, 11 de agosto de 2018

Ahora somos... OCTOPUS


La Casa Mapletrees, proyecto que inició sus andaduras hace tres años, uno gestándose y dos con peques, este año da un paso más y se constituye como Asociación, haciendo oficial el modelo de gestión que siempre hemos tenido: espacio abierto a las familias y la actividad sin ánimo de lucro.

Así que, ¡que no cunda el pánico! Seguiremos trabajando igual, no cambia nuestra forma de estar con los peques y sus familias, seguimos centrándonos en la mirada respetuosa y la escucha activa, con ratios muy reducidas para asegurar atención personalizada y de calidad (4 peques por adulto), y continuando la formación continua de las acompañantes.

Hoy, os adelantamos la primera gran novedad de este cambio: 

¿Por qué cambiamos el nombre?

Sois muchas las personas a lo largo de estos años las que nos habéis dicho que Mapletrees no es sencillo de recordar ni fácil de escribir. Y lo sabíamos, por mucho que intentásemos negárnoslo y que viésemos que hasta los peques de dos años son capaces de decirlo, MAPLETREES no es precisamente una palabra sencillla. Pero no veíamos el momento de cambiar, y desprendernos de un "trocito" del proyecto que puede parecer insignificante, pues "sólo es un dibujo y un nombre" pero le tenemos y recordaremos siempre con mucho cariño, pues la casita-árbol siempre será la que dio los primeros pasos...
Así que tras varios meses pensando, buscando algo significativo, sonoro, sencillo, corto, fácil de escribir… Ha nacido OCTOPUS

¿Por qué octopus?
Nos gusta el mar, nos gusta sentir que los peques están como pez en el agua, en un ambiente preparado y adaptado a sus necesidades. Los pulpos, tienen ocho patas, y nuestro proyecto, ocho pilares:



Así que, ya sabéis, si escucháis hablar de Octopus, somos el (ahora antiguo) equipo de La Casa Mapletrees. Haremos los cambios de forma paulatina: web, mail, blog… Para que poco a poco La Casa Mapletrees, la casita, dé paso a…  ¡Octopus!Esperemos estos cambios sean de vuestro agrado, y no tengáis que volver a estrujaros los sesos para escribir Mapletrees jajaja.

GRACIAS a todx . ¡Seguimos!