viernes, 12 de octubre de 2018

Acompañando hacia la libertad

Días de lluvia, días de nostalgia y de reflexión, días de echar la vista atrás y de ver el camino recorrido. Nadie sabe qué habrá en la siguiente curva pero seguimos caminando con paso firme, confiando en nuestras alas.



Tercer curso acompañando a peques en sus primeros pasos y palabras, sus primeros bocados, sus primeros conflictos, sus primeras frustraciones y sus duelos, sus alegrías y sus enfados, su descanso y energía, su curiosidad, su cariño, su lógica que te descoloca, sus sueños...su libertad en todos los sentidos.
Tercer curso confiando en cada pajarilllo que se ha posado en nuestra rama, respetando su proceso, su naturaleza, su perfecta imperfección.



De pronto nos paramos y contamos, 17 peques ,13 familias, han compartido un tiempo en este árbol. Nuestras ramas van creciendo según observamos a los pajarillos. Les observamos muy de cerca, sus necesidades, sus intereses, su naturaleza... y aprendemos juntos.

17 pajarillos que han removido las hojas del árbol y provocado cambios en las raíces, creciendo cada vez más hacia un modelo totalmente abierto y respetuoso con cada ser, hacia una verdadera escuela libre.

Al diseñar el proyecto en 2015, hicimos un proceso de "desintoxicación escolar", pues si algo estaba claro era que queríamos un espacio respetuoso, que confiase en cada peque, en su naturaleza curiosa y su auto-regulación natural de toda necesidad.

Para ello, además de la formación como acompañantes, sabíamos que el espacio cortaría de raíz las condiciones que son habituales en los centros tradicionales: familias fuera de las aulas, materiales fuera del alcance, fichas, premios y castigos, aprendizaje por proyectos no iniciados por cada peque, horarios estrictos de alimentación y descanso, excursiones nada significativas, actividades dirigidas, insuficiente espacio para el libre movimiento, segregación por edades, total ausencia de la educación emocional, anteposición de las prisas a la autonomía, privación de la auto-regulación, reclusión en espacios cerrados, autoridad impuesta, grupos masificados, y un etcétera tan largo que podría merecer otro post...

Al ponernos en marcha, hemos mantenido nuestra actitud observadora, de acompañantes, confiando en cada peque, buscando proporcionar un espacio libre y respetuoso para cada integrante. Y, como dijo John Cotton: "Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender". Y aquí seguimos, aprendiendo de cada pajarillo, moldeando las ramas del árbol para que puedan moverse por ellas libremente y confiando en que su estancia aquí les permita poder volar donde deseen, confiando en sus capacidades, conociéndose, habiendo tenido un tiempo en el que desarrollarse libremente.

En este tiempo, además de la desescolarización inicial que mencionaba, hemos "podado" las actitudes que hemos identificado como contaminantes para un espacio completamente libre. Acciones que se habían colado sin percatarnos, no siendo conscientes de su trasfondo. Y buscando acercarnos más al modelo de escuela libre, hemos ido realizando cambios en nuestro árbol:



Podamos las ramas de la asamblea matinal, dando paso a las reuniones en la cocina, mientras almorzamos.
Nos desprendimos de la rotación de materiales propuesta por acompañantes, dando paso a la rotación escogida por quienes disfrutan del espacio, cada peque.
Eliminamos los talleres, dando paso a las propuestas de juego libre y espontáneo.
También nos desprendimos de los horarios de cualquier actividad, dando paso a la espontaneidad, disfrutando de cada segundo.
Atrás quedaron los grupos separados por trienios, dando paso a la realidad social y la libre agrupación.
Nos olvidamos también de los miedos a no adquirir ciertos hitos si no se proponen, dando paso a la confianza y el no-juicio.
La decoración escogida por las acompañantes también se eliminó, pues volvía a ser una necesidad creada, ahora cada peque decide o propone qué, cuándo o cómo decorar su espacio.
La toma de consciencia de la temperatura corporal pasó a ser una responsabilidad de cada peque, pues esto forma parte de la auto-regulación.

Y como estos, seguro muchos otros cambios de los que no somos conscientes nos han ido haciendo cada vez más conscientes de nuestra misión, ACOMPAÑAR. Y lo pongo en mayúsculas, pues creo que lo que engloba es muy grande, y debemos ser muy conscientes.

Lo teníamos claro desde los inicios, pero si no fuese por el continuo trabajo interno, la directividad y presión de la sociedad en la que vivimos nos contaminaría sin darnos cuenta, afectando directamente a los pajarillos.

Por eso, podemos decir con mucho orgullo, que seguimos, que si vamos cambiando el rumbo y podando ramas es para dar paso a otras con aires más puros.

Gracias a los pajarillos que volaron pero siguen viniendo a visitarnos, pues por lo que nos enseñasteis ahora somos así. Gracias a los que estáis ahora, veteranos o recién llegados que nos seguís mostrando el camino cada día. Gracias a todas las familias que decidisteis anidar y confiar en estas ramas para vuestros peques, pues sin familias no hay camino a seguir. Gracias a los que os acercasteis para una pequeña estancia o a visitarnos, pues cada pajarillo cuenta y cada historia que nos traéis de otros árboles nos ayuda a seguir creciendo. Gracias a todos. Pajarillos... os esperamos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario