jueves, 15 de noviembre de 2018

Ni asamblea, ni corro, ni círculo.

Hoy quiero compartiros algo que decidimos cambiar y posteriormente eliminar del proyecto: la hora de "asamblea".

Hace cuatro años, cuando pensamos el proyecto, teníamos claros varios aspectos relacionados con el momento de la asamblea:


- Se iba a realizar cada mañana de 9:30 a 10:00, hora aproximada en la que ya habían llegado todas las personas del grupo y habían podido disfrutar de un tiempo de acogida con juego libre.

- Se miraría el día, el tiempo, cantaríamos, leeríamos un cuento o varios, hablaríamos de la tarde anterior o el finde, compartiríamos curiosidades, y plantearíamos las propuestas del día.

- Cada peque decidiría si participar de forma activa (proponiendo y actuando) o de forma pasiva (observando).

- Al igual que las propuestas (antes llamadas talleres) sería un momento respetuoso, en el que cada peque decidiese si participar o continuar con su juego libre. 

- Habría libertad para sentarse, estar de pie, tumbadxs, de rodillas, bailando, o como fuese, cada ser decidiría cómo estar. 

- Se permitiría que entrasen y saliesen de esta rutina cuando les apeteciese, pudiendo incorporarse o retirarse aunque ya hubiese comenzado. 

Parecía que la asamblea seguía totalmente la línea respetuosa del proyecto general ¿no? Bueno, pues así fue cómo lo implantamos. Hubo días que charlamos más y otros menos, que cantamos más o menos, que contamos cuentos o no, que apuntamos cosas en el calendario o no... Al tener como máxima el respetar los ritmos y necesidades de cada peque, hubo días en las que la "asamblea" era individual, pues al resto no le apetecía. Lo aceptamos y no lo juzgamos, no a todo el mundo le apetece hacer lo mismo cada día, hay días que tenemos otras necesidades que nos llaman más. 


Además, otra de las máximas del proyecto es el respeto del juego libre, pues sabemos que es su "trabajo" y no aporta nada cortarlo o interrumpirlo. Así que hubo días que no encontrábamos ese momento de parón para sentarnos y charlar. No nos preocupaba, disfrutamos observando, y sabíamos que la asamblea no necesariamente les iba a aportar algo mejor que ese juego que tanta concentración les demandaba.

Tras unos meses probando y observando, un día nos dimos cuenta de que cuando realmente hablábamos y compartíamos cosas peques y acompañantes, además del día a día, era en la hora del almuerzo. ¡Qué obvio! ¿acaso no es alrededor de la mesa donde es habitual juntarnos y compartir? Ay... al menos nos dimos cuenta, y ya se sabe: más vale tarde que nunca.


Desde entonces, no hacemos asamblea/círculo/corro/cualquier cosa artificial que se le asemeje. ¿Acaso las familias os despertáis y lo primero que se os ocurre es mirar el día de la semana, quién ha venido, el tiempo, etc? Seguramente no, aunque tal vez sí, hay veces que lo primero que queremos saber es el día que es por si tenemos alguna fecha señalada pronto, o miramos el tiempo si vamos a ir a la calle; pero todo ocurre de forma natural, espontánea, no es en absoluto artificial o rutinario.


Así que, desde ese día, cuando nos sentamos a la mesa a almorzar hacemos lo que haría una familia: hablar, compartir, soñar, escuchar... Ese es el verdadero momento de encuentro. 


En la mesa han surgido grandes debates, ha habido interés por buscar qué día es y cuánto falta para el cumple o la fiesta de X, hemos compartido aventuras, hemos planeado qué queríamos investigar o qué juegos queríamos hacer ese día,hemos mostrado nuestros sentimientos y acompañado, hemos recordado conflictos internos y externos, hemos mirado por la ventana para observar las estaciones o el clima (especialmente cuando queríamos salir de excursión), hemos compartido risas, hemos dejado a un lado la comida para jugar en la mesa, hemos visto y probado distintos alimentos, y ante todo, hemos disfrutado. 


A la izq. veis un juego descubierto ese día entre las estanterías. Hizo que dejasen para más tarde el almuerzo y así explorar con las letras. 

Cada peque come cuando quiere, pues defendemos la auto-regulación de la alimentación, y normalmente nos sentamos en grupo, pero seguimos respetando que haya peques que no quieran participar. Disfrutamos de ese momento espontáneo y natural, alrededor de la mesa, no en el suelo ni en cojines frente a un gran panel que nos muestra el día, el clima, el mes, la estación, los cumpleaños, los asistentes, y mil cosas más que se le ocurran a la persona que organiza "el encuentro". 


Y algunxs estaréis pensando: vale, vale, pero ¿y todos los beneficios y contenidos curriculares de una asamblea? respetar del turno de palabra, trabajar conceptos temporales, identificar el clima, estimular la memoria, escuchar, exponer y hablar en público... ¡Ah! Y ahora también se trabajan las emociones, claro.  (y el número protagonista, y el poema de la semana, y el abecedario, y escribir el nombre, y una o varias figuras geométricas, y hacemos una suma, y buscamos el cumpleaños del mes, y vemos los bits de mates, y los bits de monumentos, y los bits de ropa, y la canción de la estación, y ......, y......, y......, y.....) - Me estresa y agota sólo de pensarlo.


Ya, sí ,claro... pues... a ver ... ¿por dónde empiezo?

Además de ser un momento de encuentro y de compartir, una de las causas por las que queríamos introducir la asamblea era para trabajar la orientación temporal: qué día es, qué día de la semana fue ayer, cuánto falta para X, etc. Pues sabemos lo complicado que les resulta orientarse y los líos que se suelen hacer, así que creímos importante facilitarles un sistema en el que orientarse temporalmente. 

Por eso dispusimos (y mantenemos) un gran calendario (de verdad, no de esos de dibujitos ni nada similar) y un reloj con pictogramas. Al principio teníamos un calendario de pinzas, que íbamos girando día a día y era muy manipulativo, y después optamos por el típico con cuadraditos para que pudiesen escribir en ellos y que fuese más real. Cada peque los mira e interactúa con éstos cómo, cuánto y cuando quiere. Ha habido peques que han querido contar días para ir a la playa, para su cumple, para ir al pueblo, para ir a la biblioteca por la tarde, para que saliese su peli preferida... Y peques que han mirado nuestro reloj con pictogramas más de veinte veces para saber a qué hora viene su familia y "calcular" si daba tiempo a preparar un juego o no. 

Es en esos momentos en los que verdaderamente se trabajan esos contenidos lógico-matemáticos (conteo, secuencia, identificación de los números, etc. ) que pretenden trabajarse en una "asamblea"; a no ser que sea simple y tristemente un "time-filler" - no sé si existe traducción para esa expresión- ¿pasatiempo? :-/ 


Todo lo demás se trabaja de forma natural en el juego libre, pues en él hay turnos de palabra y practican la atención, memorizan si juegan a hacer parejas o si tienen que buscar un juguete que no está en su sitio, miran por la ventana para ver si deben abrigarse más o menos si quieren salir al patio o se marchan, realizan trazos si lo desean, comparten experiencias con otrxs, etc. Lo de las emociones... creo que merece un post a parte, pero lo resumiría en: no se trata de nombrarlas sino de identificarlas, empatizar, gestionarlas, etc. El número protagonista, el poema de la semana, la figura geométrica y demás, pueden tener su momento durante el día, de forma espontánea también. Si pensamos bien los materiales que vamos a facilitar en el espacio, en el espacio habrá: números, letras, cuentos y poesías, juegos con formas geométricas, etc. Más valen 2 minutos (que suelen ser muchos más) de concentración plena en un juego escogido libremente, que 20-30 minutos sentados sin ser en absoluto significativo y completamente repetitivo- memorístico. 


Así, que, creemos que teníamos muchas razones para no hacer una "asamblea tracicional" y observando y observándonos hemos encontrado muchas otras para eliminarla por completo para sustituirla por un encuentro natural en la hora del almuerzo. Gracias a nuestro compromiso con la formación continua y revisión periódica del proyecto, supimos dónde pulirlo para ofrecer así un espacio cada vez más familiar, natural, y respetuoso. Seguimos aprendiendo, observando y observándonos.

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