viernes, 18 de septiembre de 2015

Los conflictos son educativos

A algun@s, el título les sonará disparatado. ¿Un conflicto es educativo? Claro que sí, es el mejor momento para trabajar las relaciones sociales, para dialogar, debatir, razonar...

Si un día vamos a un parque, bastarán unos minutos para ver cómo reaccionan las familias de los peques cuando tienen un conflicto: Un peque juega con la pala junto a otro que la mira con recelo y finalmente decide arrebatársela; se enfadan, lloran, y ... un adulto aparece y Chan! Fin del conflicto, con un "Fulanito, lo tenía él" el adulto resuelve el conflicto sin más y se vuelve a sentar a charlar, observar, leer o lo que fuera que estuviese haciendo.

Tampoco es difícil encontrar a dos peques forcejeando mientras miran a un adulto pidiendo auxilio, o el típico "me voy a chivar". ¿Qué nos enseñan estos ejemplos? Que no hemos enseñado a gestionar los conflictos, tendemos a resolverlos por ellos, de forma que nunca sabrán hacerlo por si mismos.



Se debe enseñar a resolver los conflictos desde que nacen, de la misma forma que se les enseña a comer solos, con paciencia, y con modelos. Importante destacar que debemos ser modelos, si queremos que los peques no quiten cosas a los amigos sin preguntar o sin pedirles permiso, no vayamos nosotros y les quitemos las cosas así, cosa que ocurre también frecuentemente y es incoherente ya que les estaríamos lanzando el mensaje de "tú tienes que pedir permiso para coger las cosas de otros, pero yo te las quito a ti cuando quiera y sin preguntarte". Algo que parece obvio, pero ocurre.

Y respecto a la paciencia, como en todo lo relacionado con los peques, debemos respetar sus ritmos, no podemos pedirles de un día a otro que no peguen, que no se quitan las cosas, etc. Cuanto antes se inicien esas acciones de respeto, mejor, no se debe esperar a que el niño muestre síntomas de no saber gestionar conflictos para comenzar a enseñarle a resolverlos.

Considero que la función de un adulto ante un conflicto, al igual que en cualquier otro proceso educativo, debe ser la de acompañar, estar presente para aportar seguridad y no intervenir de forma directa a no ser que sea necesario (casos de peligro real). Con tan solo una mirada, los peques saben qué hacer.

No es raro ver a un adulto que decide resolver un conflicto de forma autoritaria, cogiendo al "agresor" separándole del "agredido",o incluso sentándole en una silla o rincón a "pensar". ¿Qué sentido tiene ésto? Si se les sienta o separa, no sólo ha intervenido el adulto de forma que no van a actuar nunca los niños por sí mismos (aunque he visto casos de niños que se auto-castigan y se sientan con tan solo mirarles) sino que hemos emitido un juicio de valor, castigando a uno y premiando a otro, cuando en un conflicto ambos son "culpables". "Dos no pelean si uno no quiere".



Por el contrario, si el adulto decide acompañar, sigue estos pasos:
- baja a la altura de los peques. Nunca se debe hablar a un niño estando de pie, es autoritario.
- les toca (el hombro, la espalda, la mano) haciéndoles sentir su presencia y escucha
- acerca a los implicados colocándoles frente a frente. Con el adulto entre medias pero en otra línea, creando un triángulo.
- les invita a mirarse, a observar el estado de ánimo. Está triste, está llorando, está enfadado, está asustado, etc. Poner nombre a las emociones que han creado el conflicto y que han surgido de él.
- les pregunta qué a ocurrido. Se les pregunta a todos y no se juzga, simplemente se les invita a expresarse, que escuchen y sean escuchados. Un conflicto no surge "porque sí", conocer el origen hará que puedan preverlo en otras ocasiones y, por tanto, evitarlo. Muchas veces, el conflicto se ha debido a no saber escuchar (verbal o físicamente), por lo que una vez se escuchan se resuelve el conflicto, si no ocurre se procede al último paso.
 - les invita a resolver el conflicto de forma armónica. Al principio, el adulto será el que tenga que proponer ya que desconocen cómo hacerlo, pero poco a poco los peques van aprendiendo.

El adulto acompaña, ayudando al pequeño a identificar y expresar sus emociones así como a encontrar el origen y la resolución del conflicto.


Primero buscarán al adulto con la mirada, pero no como alguien que resolverá el conflicto (lo cual implica tomar partido y que entren los juicios) sino como alguien que les acompañará si necesitan ayuda, pero no lo resolverá.

El típico conflicto de pelearse por un juguete, puede resolverse fácilmente recordando los límites (a uno mismo, a otro, al entorno). Si arrebatan un juguete sin permiso, rompen el límite del respeto a otro.
Para resolver éste conflicto, podemos darles dos herramientas, dependiendo del nivel de maduración :
- pedir las cosas verbalmente (por favor).
- poner la mano para que les entreguen el objeto.
Es importante hacerles ver que aunque pidan las cosas correctamente, sin arrebatarlas, la otra persona tiene derecho a no entregar el juguete, derecho a no compartir (uno de los derechos que más suele costar asumir) decisión que se debe respetar.

¿Me lo das/prestas?

sábado, 5 de septiembre de 2015

"Libre" no es "sin límites"

Una de las imágenes que suelen aparecer en la mente de las personas que escuchan hablar por primera vez de una escuela libre es una escuela con niños salvajes, asilvestrados, sin ninguna norma, es decir sin límites y sin respeto.

Eso no es nada real, aunque los espacios con limites (físicos y morales) ... son demasiados, y por supuesto innecesarios.


En una escuela libre, hay límites, son límites claros y con sentido. Fuera de ellos, si surge algún conflicto, suele añadirse una norma específica para un momento o una situación concreta, no sin antes llegar a un consenso por parte de todos los afectados (vía asamblea democrática).

Los límites básicos, que aparecen en todas (o casi todas) las escuelas libres son tres, y están basados en el respeto.

- Respeto a uno mismo: Los individuos de un entorno educativo deben sentirse libres de expresar su pensamiento y expresarlo como, cuando, donde y con quien deseen, sin sentirse influenciados por otros. Además, el ser humano debe velar por su integridad física, mental y emocional, alejándose de seres o espacios peligrosos.

- Respeto al otro: De la misma forma que nos debemos proteger individualmente, también se debe evitar a toda costa dañar la integridad (física, mental y emocional) de otros. No se intervendrá en el juego o actividad de otro sin permiso de éste, y se respetará que alguien no quiera compartir (Si obligamos a compartir, nunca sabrá qué es el placer de compartir) "Si un niño no es respetado, no respetará"

- Respeto al entorno: El espacio y los materiales deben ofrecerse cuidados y ordenados para que inciten a que quien los use los cuide y ordene. Desde que nacen, se les inculca que las cosas tienen un valor y que no podemos romper los elementos del entorno. Los materiales deben dejarse siempre en el mismo lugar que se encontraron y en las mismas condiciones. Además, se cuidarán y respetarán los otros seres vivos: plantas y animales.

Son sencillos, pero son verdaderamente los únicos que deberían existir para garantizar una convivencia armónica ya que engloban los requisitos básicos para contar con un espacio respetuoso y libre.

Cumpliendo esas tres normas generales, los peques son libres de usar el material que, cuando, donde y con quien deseen, así como el espacio. Eso es la libertad de una escuela libre. Libertad de expresión, respeto por el ritmo y las necesidades de cada niñ@.

Dentro de el respeto hacia los demás surge el tema de la resolución de conflictos, un tema tan amplio y enriquecedor que prefiero comentarlo en otra entrada.

Por último, surge el miedo de las familias, el temor a que se lesionen físicamente, a que no aprendan suficiente, no se nutran bien, etc. Son todos los "y si..." que también merecen una entrada.

viernes, 7 de agosto de 2015

Proyectos actuales

¿Existen lugares donde se lleven a cabo metodologías libres/activas/en la naturaleza ?
Sí, rotundamente sí. Son poquitas, pero van creciendo.


El número y años de experiencia es más elevado fuera de España.

Dos de los grandes referentes de escuelas democráticas son Sudbury Valley School, en EEUU, y Summerhill School, en Ingleterra. Ambas tienen un largo recorrido educativo, funcionando desde 1968 y 1921 respectivamente, lo cual les permite demostrar el éxito del sistema implantado.

En Alemania, las escuelas infantiles al aire libre se llaman “Waldkindergarten” (“escuela infantil del bosque”) y se dirigen a niños y niñas del 2º ciclo de infantil (3 – 6 años). La primera escuela infantil al aire libre se fundó en 1968 en Wiesbaden y el primer Waldkindergarten que se concertó fue homologado en 1993. Existe una metodología y legislación muy bien desarrollada al respecto.


En Suecia hay unas 220 escuelas "alternativas" entre públicas y privadas.  Se llaman “I Ur och Skur” (“vamos fuera llueva o haga sol”) la primera escuela infantil al aire libre nació en 1984. La aceptación ha sido tan alta, que hoy en día existen 15 colegios de educación primaria al aire libre.
Y en Finlandia, también, allí dicen "no hay mal tiempo sino mala equipo" con lo que no justifican el mal tiempo como excusa para encerrarse en las aulas. Desde bien pequeños, cada niño carga una pequeña mochila con sus útiles de jardinería y de exploración junto al bocata y camina hacia una zona natural cercana donde observa los animales a la vez que desarrolla su coordinación y control motriz. 

Ya en España, encontramos: escuela Paideia, una escuela democrática; escuela libre Micael; ambiente educativo Ojo de agua; Bosquescuela; grupo de juego en naturaleza Saltamontes; escuela libre Madrid sur; asociación El Jardín de Momo; asociación socio-educativa La Cantonera; y muchas más que podéis consultar aquí. El número de proyectos reconocidos como escuelas oficiales es muy reducido, pero poco a poco se van buscando formas de regular y reconocer de forma estatal la actividad llevada a cabo en estos entornos.

lunes, 20 de julio de 2015

Estilos educativos

La educación se puede centrar en dos pilares básicos: el afecto y la exigencia. Dependiendo de cómo combinemos esto, obtendremos distintos estilos educativos: autoritario, democrático, permisivo o protector. A continuación podéis ver un cuadro comparativo con las distintas combinaciones y estilos educativos que surgen de ellas.


No debería ser partidaria de uno de ellos, simplemente exponer y ser objetiva, pero en este caso considero que es importante expresar cuál es mi estilo educativo a perseguir, el democrático.
Un estilo autoritario lleva a los pequeños a actuar desde el miedo, sin comprender realmente porqué debe actuar como actúa. Un estilo permisivo podría ser considerado apto por la autonomía de los peques, pero el afecto es un pilar imprescindible, debemos mostrarles en todo momento que están acompañados y les apoyamos para que se sientan seguros, además, debemos educarles para vivir en sociedad, haciéndoles ver que no pueden ser del todo libres. Un estilo sobreprotector anula la autonomía de los peques, haciéndoles inseguros e invitándoles a no esforzarse. Por último, el estilo democrático, aquel que debemos defender no sólo en el ámbito educativo o familiar, sino en el social, escuchar y ser escuchado, dialogar, razonar, y fomentar la autonomía, sin duda, mi estilo a seguir.

Es importante destacar que no somos máquinas, y por tanto, por mucho que nos queramos centrar en un estilo, habrá situaciones puntuales que nos harán cambiar el "chip" y utilizar otro estilo. Siempre que seamos conscientes del estilo que llevamos y los efectos que tiene o tendrá sobre los peques, seremos capaces de escoger aquel más "acertado" según nuestra visión educativa y la situación.

Y como defensora de las inteligencias múltiples, para los que tenéis mayor inteligencia visual-espacial, os dejo un vídeo muy entretenido en el que muestran con ejemplos claros los distintos estilos. Disfrutad y... ¡a educar!


viernes, 17 de julio de 2015

El chupete

El chupete, ese objeto sobre el que muchas familias reflexionarán ante la llegada de un bebé. Unas son partidarias y otras no, cada una con sus razones, unas científicas y otras más bien experiencias personales, pero ahí están, con sus ideas claras hasta que... nace, y según van descubriendo al nuevo miembro de la familia se van adaptando a sus necesidades. Porque, por mucho que se piensen las cosas antes de la llegada del pequeño, no será hasta estar con él cuando se forjen las ideas educativas.

Al igual que en otras entradas, voy a tratar de ser objetiva, mostrar los pros y contras del uso del chupete y dejaros la información para que cada uno sea libre de decidir qué ofrecer a su pequeño.

Los detractores del uso del chupete alegan que:
- Pueden confundirlo con el pezón y ello derivará a que luego mamen mal. Por esta razón, la OMS recomienda no introducir el chupe hasta que esté bien asentada la lactancia. La succión del pezón implica la boca abierta, mientras que la del chupe implica la boca cerrada. Si se ofrece el chupe cuando lo que demanda es una toma podremos confundirlo, y la próxima vez que tenga que mamar succione como un chupe, es decir, mal.
- El chupe hace que traguen aire. Podemos comparar un chupete con el efecto de un chicle en el adulto, abrir la boca a ratos les hará dar pequeñas bocanadas de aire, las cuales si son prolongadas en el tiempo les darán gases.
- Crea un fuerte apego y dependencia. Es habitual ver familias que ofrecen el chupe en el minuto cero de la demanda, sin antes probar otros medios de consuelo, ésto puede hacer que los peques no aprendan a regularse solos o a buscar otras medidas para calmarse, creándoles dependencia, con su consecuente ansiedad si no pueden disponer de él en cuanto lo necesitan.
- Los dientes se deforman. La organización de odontología pediátrica afirma que el uso del chupete no causa malformaciones irreversibles en la dentición hasta los 3 años, más tarde sí. Lo único que no debe permitirse según ésta organización es impregnar el chupete en productos dulces. ya que desarrollará la caries.
- Reduce el habla. Al tener la boca tapada, muchos optan por expresarse mediante gestos antes que quitarse el chupe para hablar, o hablan con el chupe puesto y pronuncian mal.

Por otro lado, los defensores del chupete alegan que:
- Hay estudios que relacionan su uso con la reducción del riesgo de muerte súbita del lactante. Aún están estudiándolo ya que no es claro, se ha llegado a confirmar que es cierto pero que a su vez puede incrementar el riesgo si el bebé suele usarlo y un día no lo usa.
- Alivia los cólicos del lactante y la dentición. Es cierto, pero no debemos olvidar que existen otros medios para ello: masajes o infusiones para los cólicos, y mordedores para la dentición.
- Se puede usar como objeto de transición cuando la madre no está presente, ya que les relaja y les recuerda a la lactancia. Las mantas de apego con el olor de la madre también son un objeto a tener en cuenta para esos momentos en los que demandan a su madre pero no es posible.
- Es mejor que el dedo. Los peques que se succionan el dedo, por norma general, se deforman el paladar, ya que el dedo es más rígido y ofrece más presión que la de un chupete. Por tanto, si el peque tiende a meterse el dedo, es importante distraerlo para que no se convierta en costumbre, el chupe, es una opción ante muchas otras.
- Si no mama, el chupe lo estimulará. El chupete despierta el reflejo de succión, por tanto, muchas matronas recomiendan estimularle con un chupe si no mama correctamente.

Y tras estos listados, simplemente apuntar, que si se opta por usar chupe, no sirve con tener uno, ya que se perderán, estropearán, mancharán... Hay muchos modelos, habrá que probar cuál le gusta más. Y ante todo, conociendo los pros y contras, tratar de tener claro desde el primer día cómo y cuándo se va a ofrecer: sueño, rabietas, a demanda, siempre...


Si se opta por chupete, también habrá que decidir cómo se abandonará. Algunos optan por un cambio radical (se pierde en algún sitio y no hay más, o se envía a los Reyes Magos o al Ratoncito Pérez o a un cole de bebés), otros van retirándolo poco a poco, reduciendo su uso, y otros esperan a que el pequeño lo deje por sí mismo, teniendo en cuenta que debería ser antes de los 3 años. Para ayudar en este proceso, existen bastantes cuentos infantiles en los que los personajes abandonan su chupe, uno de mis prefes es "El chupete de Gina"



Y esto es todo, espero no os dé muchos quebraderos de cabeza el "tete", pero ante todo, hay que tratar de ser firmes con nuestras decisiones. Bueno, más que firmes, seguros, seguros de que lo que hacemos es por y para el el bien de los chiquitajos. :-D


lunes, 13 de julio de 2015

La escuela no es una cafetería

La frase que da nombre a esta entrada pertenece a una de las personas a las que admiro, María del Mar Romera, educadora, maestra, psicopedagoga, escritora, madre, ... una gran defensora de los intereses de los "nanos" (como ella dice). Os recomiendo busquéis algunas de sus charlas en YouTube y os empapéis de sus maravillosas ideas.

Y es que... la escuela no es una cafetería, no es un lugar al que van cuando y porque lo necesitan, reciben un servicio y luego lo abandonan sin preocuparse nunca más por los que van detrás; o, al menos, no debería ser así.

Me gustaría tomar un tiempo para reflexionar sobre algunas preguntas, muchas son generalidades, me encantaría que no fuese cierto para la mayoría, pero creo que no me equivoco si digo que muchos ciudadanos actúan así.


¿Porqué sólo nos preocupamos por el centro educativo en el que estamos y cuando estamos en él? ¿Porqué sólo participan en el centro los que están en él y no se abre a cualquier ciudadano? ¿Porqué la educación es del maestro, acaso el ganadero, que no tiene hijos ni estudios no podrá enseñar? ¿Porqué suelen seguir en el mismo centro durante todos los cursos? ¿Porqué todas las aulas son iguales y todas las lecciones tienen que ser en ellas? ¿Porqué luchamos por mejorar la educación sólo de los familiares y al pasar de curso olvidamos el anterior?


¿Qué he reflexionado yo sobre ésto? 
Lo primero, la educación es de todos todo el tiempo, cualquier persona debe involucrarse en la educación de todos los ciudadanos, no sólo de sus familiares directos. La educación tiene lugar en todo momento y todo lugar, no sólo en la escuela y durante el horario lectivo. Debemos pensar como una tribu, pensar todos en el bien común, sentirnos responsables de la educación de todos los ciudadanos. Desgraciadamente, hoy en día, si una persona ajena "osa" a corregir a otra, seguramente ésta se enfadará y considerará que se están metiendo donde no le llaman; y "peor" aún si corregimos a alguien delante de quien se considera su educador o referente, el cual probablemente nos lanzaría una mirada desafiante. ¿Porqué no trabajamos de forma conjunta en vez de enfrentarnos y considerar que otros entran en nuestra zona de actuación? Trabajemos juntos y trabajemos para todos. Si un año los familiares se dedican a decorar el aula de sus peques ¿porqué al año siguiente decoran otro aula en vez de seguir en la que ya estaban?¿porqué tienen que decorarla si los familiares del curso pasado ya la decoraron? Creo que tenemos un sentimiento muy egoísta en relación a quién educa a cada uno, no debemos olvidarnos del centro cuando los peques salen de él, porque en el centro seguirá habiendo pequeños ciudadanos que forman parte de la sociedad y merecen la misma atención.

Si queremos cambiar la sociedad debemos concienciarnos de que la educación de todos es responsabilidad de todos, con ello conseguiremos una sociedad más unida y caminando de forma conjunta, no enfrentándose compitiendo por "ser más que".



Comencemos a preocuparnos por la formación de todos, tengamos hijos o no, estén en el centro o no, en esa clase o no. Si un centro busca gente para decorar su patio, acudamos, colaboremos con los vecinos, porque lo que les demos hoy nos lo darán mañana. Si tenemos una granja, vamos a ofrecer a otros centros que vengan a verla, no sólo al de nuestros familiares. Debemos cuidar y educar a todos los ciudadanos. Si enseñamos a los peques que no hay que ayudar siempre con un fin, sino por un sentimiento de satisfacción, de sentirse parte y partícipe de la sociedad, entonces tendremos una gran sociedad unida. Dejemos de sentir que invadimos un espacio ajeno si corregimos a un peque que tira un papel al suelo o que da un tirón de pelos, todos los peques son responsabilidad de todos, busquemos el bien común y un futuro ideal.


Soñemos, sí, seguramente suene utópico, pero... si puedes pensarlo, puedes hacerlo. Poquito a poco, pasito a paso, una sociedad participativa va siendo posible. ¡Ánimo!

viernes, 12 de junio de 2015

Me gustan los patios así

La naturaleza, desde mi punto de vista, es el espacio educativo ideal en el que los niños exploran, descubren y crecen. Cuando salen al campo, los niños se sienten libres, corren, imitan y juegan sin temor a ser juzgados.


No todo el espacio exterior es naturaleza, un patio al aire libre, en el que los peques disfruten del viento, de la lluvia, del sol, de un arenero,del césped,de un huerto, etc. , es un espacio preparado, ha intervenido un ser humano al delimitarlo, separar por zonas, introducir material no natural, y mil factores más.

Los centros tradicionales, por razones logísticas, educativas, o desconocimiento pedagógico, suelen contar con espacios al aire libre, algunos más "preparados" (referido a tamaño y recursos) que otros, Esto, un espacio al aire libre pero no natural no es "malo" sino incompleto. Creo que una zona de aire libre/patio debe tratar de emular un ambiente natural, en el que tengan acceso a elementos como: árboles, tierra, césped, agua, insectos, etc.

Desgraciadamente, lo que encuentran los peques en el exterior de la escuela suele ser una explanada de cemento con un par de columpios de plástico, y, si hay suerte, incluirán suelo blando, un arenero, y un huerto, aunque suele estar vallado. En otros casos, ni hay una zona al aire libre! Suena chocante, pero es cierto, hay escuelas en las que el patio es la sala que usan para psicomotricidad o una piscina de bolas...increíble pero cierto. Podéis ver aquí algunos ejemplos:
Suelo de cemento
Patio interior. No como alternativa al exterior sino único.
Césped artificial y plantas artificiales.

Y como los extremos no son buenos, ¿porqué no ofrecer los dos "tipos" de zona al aire libre/patio?

Si no disponemos de una zona natural pura, podemos ofrecer una zona que emule la naturaleza con los elementos mencionados antes:

- Árboles: Si es posible, de diferentes alturas, olores, flores, frutos, etc. Para ver el paso del tiempo, escalarlos, abrazarlos, colgar columpios, etc.


- Tierra: Para excavar, enterrar y desenterrar, cultivar, y que cuando llueva puedan jugar a hacer barro, a chapotear, a hacer riachuelos, a hacer castillos, y todo lo que la imaginación de un peque puede dar.

- Agua: Un riachuelo sería estupendo, para ver la corriente, jugar a echar carreras de barcos, saltarlo, salpicarse y salpicar, lavar, y taaantas cosas. Si no hay riachuelo, pues un lago en el que puedan observar algún animal. Y si ninguna de éstas opciones es viable, una fuente, a su altura, claro está.






Y por otro lado, una zona de juegos estructurados con:

- Suelo blando: En el que saltar, rodar, y caer sin peligro

- Columpios: Si disponen de árboles, preferirán subirse a ellos, y podremos colgar columpios de ruedas de ellos, pero también podemos ofrecerles una estructura (si es de madera mejor que de plástico) con espalderas, tobogán y columpios.






- Zona de cemento: Para juegos que necesiten un suelo rígido como un circuito de chapas, o para colocar juegos en el exterior (una cocinita, un tendedero, o una estantería en la que variarán los juguetes) En algunos centros tienen patios con juegos dibujados en el suelo: la rayuela, laberintos, el twister, las tres en raya. Aquí tenéis algunos ejemplos.





- Casitas: Los peques aman esconderse a la vez que necesitan sentirse protegidos en un espacio propio, por ello, debemos ofrecer lugares en los que esconderse, en los que crear "casitas". Los árboles son espacios naturales tras los que esconderse, pero podemos ofrecer también telas con las que construyan sus propias tiendas de campaña. En algunos centros los patios disponen de casitas, de plástico, que son mejor que nada, pero no permiten un juego tan imaginativo ni un uso polivalente como unas telas.




¿Qué os parece? ¿Se os ocurre algún espacio más?