En Octopuss, tenemos una gran pared dedicada a los libros y cuentos. Es un espacio con cojines y puffs, haciendo del lugar un sitio acogedor, en el que además de disfrutar de la lectura de forma individual, organizamos actividades de animación a la lectura como: guiñol, teatro sombras, teatro de luces, y musicales.
Son muchas las razones por las que añadir este espacio, y es que la lectura ofrece montones de ventajas. Que no sepan leer no es razón para descartar este espacio, ya que además de la lectura, en la biblioteca los peques trabajan la atención, son responsables del cuidado del material, amplían su vocabulario, desarrollan su imaginación, refuerzan su memoria, despiertan su interés por temas diferentes, etc.
A diferencia de otros espacios, enfocados casi exclusivamente a los más pequeños, la biblioteca es un espacio para toda la familia, pues las familias que lo deseen podrán disponer de recursos digitales, libros educativos y divulgativos de software libre que podrán descargar o consultar en el centro.
Volviendo al espacio, las baldas más bajas están reservadas para los más pequeños. Al igual que el resto del material, los cuentos se encuentran a la altura de los niños, permitiéndoles el libre acceso a ellos. Los libros se colocan de frente, pudiendo ver sus portadas, facilitando así la búsqueda de cada cuento.
Los cuentos infantiles son de mil materiales, formas, colores, y contenidos. A continuación os contaré los diferentes tipos de cuentos para cada edad, recordando que no hay edades fijas sino orientativas, ya que los cuentos se pueden adaptar a las diferentes necesidades del momento evolutivo de cada peque.
Para los bebés,menores de un año, los cuentos suelen ser de material lavable, principalmente de tela aunque también los encontramos de plástico. Suelen ser sólo imágenes y contener distintas texturas, no es una historia con inicio y final pero con imaginación y creatividad los buenos cuenta-cuentos hacen maravillas. El objetivo principal de estos primeros cuentos es que se vayan acercando a los libros, permitiendo que los exploren de la forma que mejor saben, metiéndoselos en la boca, y transmitir sentimientos agradables que les inciten a continuar explorando. Además, van iniciándose en la "complicada" labor de pasar páginas, y cuando son oyentes van descubriendo vocabulario y tonos de voz.
Para los peques de uno a dos años los cuentos de cartón grueso son los más indicados para que puedan manipularlos ellos mismos, poco a poco descubren en qué sentido se pasan las hojas y van siendo conscientes de que los cuentos contienen mensajes. Suelen ser cuentos breves y con un argumento muy sencillo, familiar, y con pocos personajes. La velocidad a la que crece el vocabulario a estas edades es increíble, y mediante los cuentos los niños aprenden y practican palabras mediante la memorización y repetición lúdica, ya que es casi a los tres años cuando empiezan a imitar al adulto, incluyendo a aquel que les cuenta cuentos. Como oyentes, su capacidad de atención es mayor y les encanta leer una y otra vez el mismo cuento ya que, al igual que con otras actividades rutinarias, les aporta seguridad.
Hacia los tres años pueden ir introduciéndose los cuentos de hojas de papel ya que su control de la pinza es mayor. Los cuentos comienzan a tener argumentos más largos y comienzan a centrarse en la fantasía aunque sin olvidar temas cotidianos, especialmente los relacionados con características de su etapa como el control de esfínteres. Las imágenes suelen ser más elaboradas que antes, siendo común encontrar escenas con fondos recargados, algo que anteriormente hubiese distraído en etapas anteriores y se hubiese expuesto, generalmente, en un fondo blanco. El vocabulario adquirido es muy amplio, y aunque cometen errores puntualmente suelen ser capaces de comunicarse sin dificultad, lo cual les permite iniciarse también en la representación, iniciándose el juego de roles que podrá trabajarse en pequeños teatrillos.
A partir de los cuatro años, los niños conocen las características de los cuentos, van siendo conscientes del contenido educativo de algunos de ellos, y se muestran más autónomos a la hora de seleccionar libros, comenzando su gusto por géneros específicos. En esta etapa encontramos los llamados cuentos-juego, en las que los lectores encuentran actividades lúdicas a lo largo de la historia. Y aunque no tiene porqué ni debería alarmarnos lo contrario, suele iniciarse la curiosidad por el mundo escrito, ya que van siendo conscientes de que los "garabatos" que acompañan las imágenes a lo largo del cuento son los que narran la historia. Gracias a la lectura del adulto, los niños pueden llegar a identificar la grafía de algunos sonidos, letras o palabras, algo que debemos fomentar pero de ninguna forma presionar, ya que cada niño tiene sus necesidades y no debemos adelantarnos sino motivar y esperar al niño. No debemos olvidar que todo niño lleva intrínseca la curiosidad y el afán por ser autónomo.
Antes de la entrada en primaria, pese a lo que muchos creen y en muchos centros se practica, no es obligatorio que los niños sepan leer o escribir, no es un requisito ya que la educación infantil no es una etapa obligatoria. Por tanto, tenemos la suerte de que la ley permite a los niños desarrollarse a su propio ritmo y que puedan acercarse al mundo de las letras de forma lúdica y motivante. Es la labor de los adultos proporcionar un espacio estimulante, ser modelos y sembrar en los niños la curiosidad y el placer por la lectura. Si contamos cuentos de forma habitual y les invitamos a imitarnos y a que exploren los libros de forma autónoma, en menos de lo esperado despertará su curiosidad innata y desearán adentrarse en el apasionante mundo de la lecto-esritura.
Y esto es todo por hoy. Espero que os guste esta propuesta de biblioteca. ¿Se os ocurre alguna actividad más para fomentar la lectura entre los más pequeños?
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