lunes, 20 de julio de 2015

Estilos educativos

La educación se puede centrar en dos pilares básicos: el afecto y la exigencia. Dependiendo de cómo combinemos esto, obtendremos distintos estilos educativos: autoritario, democrático, permisivo o protector. A continuación podéis ver un cuadro comparativo con las distintas combinaciones y estilos educativos que surgen de ellas.


No debería ser partidaria de uno de ellos, simplemente exponer y ser objetiva, pero en este caso considero que es importante expresar cuál es mi estilo educativo a perseguir, el democrático.
Un estilo autoritario lleva a los pequeños a actuar desde el miedo, sin comprender realmente porqué debe actuar como actúa. Un estilo permisivo podría ser considerado apto por la autonomía de los peques, pero el afecto es un pilar imprescindible, debemos mostrarles en todo momento que están acompañados y les apoyamos para que se sientan seguros, además, debemos educarles para vivir en sociedad, haciéndoles ver que no pueden ser del todo libres. Un estilo sobreprotector anula la autonomía de los peques, haciéndoles inseguros e invitándoles a no esforzarse. Por último, el estilo democrático, aquel que debemos defender no sólo en el ámbito educativo o familiar, sino en el social, escuchar y ser escuchado, dialogar, razonar, y fomentar la autonomía, sin duda, mi estilo a seguir.

Es importante destacar que no somos máquinas, y por tanto, por mucho que nos queramos centrar en un estilo, habrá situaciones puntuales que nos harán cambiar el "chip" y utilizar otro estilo. Siempre que seamos conscientes del estilo que llevamos y los efectos que tiene o tendrá sobre los peques, seremos capaces de escoger aquel más "acertado" según nuestra visión educativa y la situación.

Y como defensora de las inteligencias múltiples, para los que tenéis mayor inteligencia visual-espacial, os dejo un vídeo muy entretenido en el que muestran con ejemplos claros los distintos estilos. Disfrutad y... ¡a educar!


viernes, 17 de julio de 2015

El chupete

El chupete, ese objeto sobre el que muchas familias reflexionarán ante la llegada de un bebé. Unas son partidarias y otras no, cada una con sus razones, unas científicas y otras más bien experiencias personales, pero ahí están, con sus ideas claras hasta que... nace, y según van descubriendo al nuevo miembro de la familia se van adaptando a sus necesidades. Porque, por mucho que se piensen las cosas antes de la llegada del pequeño, no será hasta estar con él cuando se forjen las ideas educativas.

Al igual que en otras entradas, voy a tratar de ser objetiva, mostrar los pros y contras del uso del chupete y dejaros la información para que cada uno sea libre de decidir qué ofrecer a su pequeño.

Los detractores del uso del chupete alegan que:
- Pueden confundirlo con el pezón y ello derivará a que luego mamen mal. Por esta razón, la OMS recomienda no introducir el chupe hasta que esté bien asentada la lactancia. La succión del pezón implica la boca abierta, mientras que la del chupe implica la boca cerrada. Si se ofrece el chupe cuando lo que demanda es una toma podremos confundirlo, y la próxima vez que tenga que mamar succione como un chupe, es decir, mal.
- El chupe hace que traguen aire. Podemos comparar un chupete con el efecto de un chicle en el adulto, abrir la boca a ratos les hará dar pequeñas bocanadas de aire, las cuales si son prolongadas en el tiempo les darán gases.
- Crea un fuerte apego y dependencia. Es habitual ver familias que ofrecen el chupe en el minuto cero de la demanda, sin antes probar otros medios de consuelo, ésto puede hacer que los peques no aprendan a regularse solos o a buscar otras medidas para calmarse, creándoles dependencia, con su consecuente ansiedad si no pueden disponer de él en cuanto lo necesitan.
- Los dientes se deforman. La organización de odontología pediátrica afirma que el uso del chupete no causa malformaciones irreversibles en la dentición hasta los 3 años, más tarde sí. Lo único que no debe permitirse según ésta organización es impregnar el chupete en productos dulces. ya que desarrollará la caries.
- Reduce el habla. Al tener la boca tapada, muchos optan por expresarse mediante gestos antes que quitarse el chupe para hablar, o hablan con el chupe puesto y pronuncian mal.

Por otro lado, los defensores del chupete alegan que:
- Hay estudios que relacionan su uso con la reducción del riesgo de muerte súbita del lactante. Aún están estudiándolo ya que no es claro, se ha llegado a confirmar que es cierto pero que a su vez puede incrementar el riesgo si el bebé suele usarlo y un día no lo usa.
- Alivia los cólicos del lactante y la dentición. Es cierto, pero no debemos olvidar que existen otros medios para ello: masajes o infusiones para los cólicos, y mordedores para la dentición.
- Se puede usar como objeto de transición cuando la madre no está presente, ya que les relaja y les recuerda a la lactancia. Las mantas de apego con el olor de la madre también son un objeto a tener en cuenta para esos momentos en los que demandan a su madre pero no es posible.
- Es mejor que el dedo. Los peques que se succionan el dedo, por norma general, se deforman el paladar, ya que el dedo es más rígido y ofrece más presión que la de un chupete. Por tanto, si el peque tiende a meterse el dedo, es importante distraerlo para que no se convierta en costumbre, el chupe, es una opción ante muchas otras.
- Si no mama, el chupe lo estimulará. El chupete despierta el reflejo de succión, por tanto, muchas matronas recomiendan estimularle con un chupe si no mama correctamente.

Y tras estos listados, simplemente apuntar, que si se opta por usar chupe, no sirve con tener uno, ya que se perderán, estropearán, mancharán... Hay muchos modelos, habrá que probar cuál le gusta más. Y ante todo, conociendo los pros y contras, tratar de tener claro desde el primer día cómo y cuándo se va a ofrecer: sueño, rabietas, a demanda, siempre...


Si se opta por chupete, también habrá que decidir cómo se abandonará. Algunos optan por un cambio radical (se pierde en algún sitio y no hay más, o se envía a los Reyes Magos o al Ratoncito Pérez o a un cole de bebés), otros van retirándolo poco a poco, reduciendo su uso, y otros esperan a que el pequeño lo deje por sí mismo, teniendo en cuenta que debería ser antes de los 3 años. Para ayudar en este proceso, existen bastantes cuentos infantiles en los que los personajes abandonan su chupe, uno de mis prefes es "El chupete de Gina"



Y esto es todo, espero no os dé muchos quebraderos de cabeza el "tete", pero ante todo, hay que tratar de ser firmes con nuestras decisiones. Bueno, más que firmes, seguros, seguros de que lo que hacemos es por y para el el bien de los chiquitajos. :-D


lunes, 13 de julio de 2015

La escuela no es una cafetería

La frase que da nombre a esta entrada pertenece a una de las personas a las que admiro, María del Mar Romera, educadora, maestra, psicopedagoga, escritora, madre, ... una gran defensora de los intereses de los "nanos" (como ella dice). Os recomiendo busquéis algunas de sus charlas en YouTube y os empapéis de sus maravillosas ideas.

Y es que... la escuela no es una cafetería, no es un lugar al que van cuando y porque lo necesitan, reciben un servicio y luego lo abandonan sin preocuparse nunca más por los que van detrás; o, al menos, no debería ser así.

Me gustaría tomar un tiempo para reflexionar sobre algunas preguntas, muchas son generalidades, me encantaría que no fuese cierto para la mayoría, pero creo que no me equivoco si digo que muchos ciudadanos actúan así.


¿Porqué sólo nos preocupamos por el centro educativo en el que estamos y cuando estamos en él? ¿Porqué sólo participan en el centro los que están en él y no se abre a cualquier ciudadano? ¿Porqué la educación es del maestro, acaso el ganadero, que no tiene hijos ni estudios no podrá enseñar? ¿Porqué suelen seguir en el mismo centro durante todos los cursos? ¿Porqué todas las aulas son iguales y todas las lecciones tienen que ser en ellas? ¿Porqué luchamos por mejorar la educación sólo de los familiares y al pasar de curso olvidamos el anterior?


¿Qué he reflexionado yo sobre ésto? 
Lo primero, la educación es de todos todo el tiempo, cualquier persona debe involucrarse en la educación de todos los ciudadanos, no sólo de sus familiares directos. La educación tiene lugar en todo momento y todo lugar, no sólo en la escuela y durante el horario lectivo. Debemos pensar como una tribu, pensar todos en el bien común, sentirnos responsables de la educación de todos los ciudadanos. Desgraciadamente, hoy en día, si una persona ajena "osa" a corregir a otra, seguramente ésta se enfadará y considerará que se están metiendo donde no le llaman; y "peor" aún si corregimos a alguien delante de quien se considera su educador o referente, el cual probablemente nos lanzaría una mirada desafiante. ¿Porqué no trabajamos de forma conjunta en vez de enfrentarnos y considerar que otros entran en nuestra zona de actuación? Trabajemos juntos y trabajemos para todos. Si un año los familiares se dedican a decorar el aula de sus peques ¿porqué al año siguiente decoran otro aula en vez de seguir en la que ya estaban?¿porqué tienen que decorarla si los familiares del curso pasado ya la decoraron? Creo que tenemos un sentimiento muy egoísta en relación a quién educa a cada uno, no debemos olvidarnos del centro cuando los peques salen de él, porque en el centro seguirá habiendo pequeños ciudadanos que forman parte de la sociedad y merecen la misma atención.

Si queremos cambiar la sociedad debemos concienciarnos de que la educación de todos es responsabilidad de todos, con ello conseguiremos una sociedad más unida y caminando de forma conjunta, no enfrentándose compitiendo por "ser más que".



Comencemos a preocuparnos por la formación de todos, tengamos hijos o no, estén en el centro o no, en esa clase o no. Si un centro busca gente para decorar su patio, acudamos, colaboremos con los vecinos, porque lo que les demos hoy nos lo darán mañana. Si tenemos una granja, vamos a ofrecer a otros centros que vengan a verla, no sólo al de nuestros familiares. Debemos cuidar y educar a todos los ciudadanos. Si enseñamos a los peques que no hay que ayudar siempre con un fin, sino por un sentimiento de satisfacción, de sentirse parte y partícipe de la sociedad, entonces tendremos una gran sociedad unida. Dejemos de sentir que invadimos un espacio ajeno si corregimos a un peque que tira un papel al suelo o que da un tirón de pelos, todos los peques son responsabilidad de todos, busquemos el bien común y un futuro ideal.


Soñemos, sí, seguramente suene utópico, pero... si puedes pensarlo, puedes hacerlo. Poquito a poco, pasito a paso, una sociedad participativa va siendo posible. ¡Ánimo!