sábado, 12 de marzo de 2016

Mis prácticas de Magisterio en Escuela Ideo

Ayer terminó otra etapa de mi formación, las prácticas de 4º de Magisterio. Yo estudié FP de Educación Infantil, y aunque la formación fue muy completa, sin duda fue en las prácticas donde más aprendí entonces. Cuando terminé FP no tenía intención de ir a la universidad, sólo quería ir a cursos puntuales de aquello que realmente me interesase, pero finalmente entré, y me arrepentí, me decepcioné y me desilusioné. Han sido tres años aburridos, vacíos de contenido, y muy pesados, porque realmente creo que no he aprendido nada nuevo, los contenidos de FP, que son muy completos, sumados a mi espíritu autodidacta han tenido la culpa de esa sensación. Pero al llegar el periodo de prácticas he vuelto a ilusionarme y gracias a estos meses acabaré mi experiencia universitaria con buen sabor de boca. Han sido cinco meses repletos de experiencias y emociones; he aprendido mucho de ellos y con ellos, y si hay algo que he vuelto a sacar en  claro es que es a la infancia a lo que me quiero dedicar.

Como dijo en su día Malaguzzi, los niños tienen 100 lenguajes pero les roban 99,  quien me conozca sabrá que soy de poco hablar, prefiero escuchar, observar…  y escribir. Desde que llegué ayer a casa tengo ganas de escribir, de expresar mi felicidad por la experiencia y mi tristeza porque haya llegado a su fin. Así que me he puesto a ello, y aunque en principio el objetivo era solo desahogarme y expresar mis sentimientos, he decidido publicarlo para compartir mi experiencia. (Coged palomitas, que he cogido el teclado con ganas ;-P)

Soy joven, y tan solo llevo a mis espaldas seis años de experiencia con niños de infantil y algunos menos con más mayores, en diferentes ámbitos, contextos y agrupaciones, pero jamás he dudado de mi vocación, es más, crece día a día al estar con ellos. 
Algunos consideran que tengo obsesión por la educación porque en mi tiempo libre (que no es mucho), además de hacer deporte, me dedico a  leer, ver documentales, acudir a conferencias, cursos, o cualquier cosa relacionada con los niños. Considero que nunca hay que dejar de aprender, la sociedad cambia y creo que es un acto de responsabilidad formarse, además, así que yo no lo llamaría obsesión sino pasión. Disfruto de cada segundo junto a un niño, puedo estar horas y horas observando a esos locos bajitos jugar libremente, independientemente de su edad, desde un bebé que se mira las manos asombrado hasta los más mayores organizando los roles de cada uno en un juego. Por desgracia, esa pasión no la he visto en gran parte de maestros de escuelas en las que he trabajado o realizado otras prácticas, o en compañeros de la universidad, lo cual me ha desmotivado bastante pero también me ha animado a compartir mi pasión con ellos y tratar de encender esa chispa en ellos, mostrándoles la belleza de esta apasionante y delicada profesión.



Durante estos meses, en Escuela Ideo, por fin he encontrado un lugar en el que los docentes son apasionados de su profesión, son conscientes de la responsabilidad que tienen entre manos,  respetan y creen en su alumnado, confían en sus familias y son compañeros. Una escuela cuyo lema es “De mayor quiero ser feliz”, un lugar en el que las sonrisas y los abrazos sinceros son parte del día a día entre alumnos y profesores, un centro en el que el objetivo no es competir contra otro sino contra uno mismo, superarse, luchar  por alcanzar los sueños.

Para quienes no lo conozcáis, la Escuela Ideo está ubicada de forma temporal ,hasta encontrar un terreno, en un edificio de oficinas. Es un edificio completamente transparente, por dentro y  por fuera, las vistas a la ciudad desde las aulas y las escaleras son maravillosas, seguro muchos pensaréis que entonces habrá cortinas o  persianas para que no se distraigan los alumnos durante la clase, pero no es así, los niños no se distraen mirando porque lo que están trabajando les tiene suficientemente enganchados. Las clases y los despachos también tienen sus muros de cristal, porque no hay nada que esconder aquí y porque no hay nada mejor que la luz natural y sentirse libre.

Hay muchos momentos de estas prácticas, imágenes y frases, que se me van a quedar grabados para siempre por reflejar la pasión y compañerismo de los maestros que allí trabajan. Escuchar que se han quedado hasta las ocho de la tarde en una reunión para sacar adelante un proyecto, que van a ir de excursión con los alumnos fuera de horario escolar y laboral porque es una experiencia que no deben perderse los alumnos, que han pasado un finde todos juntos para reforzar los lazos del equipo y formarse, que van a dar cursos de formación gratis a familias en horario no laborable, que los profes no quieren seguir de baja médica porque sienten que tienen responsabilidad y además echan de menos a los alumnos, etc. Son solo una muestra de los “pequeños” detalles que muestran que están entregados a su profesión, y eso es sólo parte del trabajo, porque bien es sabido que los profes tenemos la “mala costumbre” de llevarnos tarea a casa. 

En otros centros en los que he estado, salir cinco minutos más tarde suponía quejas y malas caras, y ya no hablar de utilizar el tiempo libre para decorar un aula o preparar material, y mucho menos ayudar a un compañero a preparar materiales … Por suerte en Ideo esto no sólo no ocurre sino todo lo contrario, jamás olvidaré una tarde que nos pusimos a toda prisa a pegar circulitos de papel de colores por el gran hall y colgar trapecios con las mascotas de las clases mientras los peques estaban en el patio y al entrar los niños sus caras de asombro e ilusión pagaron con creces todo el trabajo.

En este cole no hay libros ni exámenes, siguiendo la filosofía de ILE, el aula no es el único espacio educativo, también se aprende en un huerto, en el patio o en las excursiones, las cuales  son muy frecuentes. No son excursiones para “perder un día” como ocurre en muchos centros, son excursiones con objetivos, cargadas de contenidos y significado. Se trabaja por proyectos, desde infantil hasta secundaria, se fomenta así la investigación, el espíritu de la curiosidad y las ganas de aprender, aprendiendo sin darse cuenta. Cada niño es amado y respetado, no se les etiqueta, se les muestran sus capacidades y se les motiva cada día a superarse, entendiendo el fallo como algo a superar y no como una barrera infranqueable.


Es una verdadera comunidad educativa, en la que las familias son siempre bien recibidas y participan en actividades de forma continua, talleres, seminarios, fiestas, cuentos, teatros,… Además, es un cole con un proyecto de integración, por lo que en casi todas las aulas encontramos al menos a un alumno con NEE, una experiencia enriquecedora ya que abre los ojos a la sociedad real, con personas de distintas capacidades. Los alumnos de ideo son niños con grandes habilidades sociales, son cuidadosos, responsables y respetuosos. Y es que es un cole en el que aprenden valores (cooperación, respeto, solidaridad…), se les conciencia de los problemas sociales (pobreza, consumismo), la importancia del cuidado del medioambiente (fomento del uso de la bicicleta, reciclado, cuidado del huerto,..), conocen y ejercen sus derechos, practican  hábitos saludables (comida sana, deporte diario, beber agua frecuentemente…), etc. Es decir, los objetivos no son meramente académicos, son mayoritariamente personales, fomentar la autonomía, el espíritu crítico y la superación.

En Ideo (como debería ocurrir en cada centro) los pequeños tienen voz y voto, resuelven conflictos y toman decisiones. Se les enseña a identificar las emociones y  se les muestran herramientas para que crezcan siendo conscientes y responsables.  Aquí el aprendizaje es algo divertido, mediante el juego, aprenden sin apenas darse cuenta. Y, como ha demostrado la neuroeducación, sin emoción no hay aprendizaje, y en Escuela Ideo, hay emoción desde el primer segundo, con ese beso y abrazo sincero que dan los profes a cada niño al llegar a la puerta.

Echaré de menos a los 21 locos bajitos, sus besos y abrazos cargados de energía por la mañana, sus aventuras del fin de semana, sus “¿me lees este cuento?”, y sus preguntas y reflexiones que te dejan un rato pensando. Ellos me han mostrado de nuevo la belleza de la fantasía, la curiosidad y la ternura que hay en los ojos de un niño. Ha sido un placer verles crecer y observar sus caras. Caras de curiosidad  huerto al descubrir bichitos o comer rúcola, de ilusión al conocer los proyectos, de satisfacción al completar un puzle o una serie, de alegría al conseguir leer y escribir sus primeras palabras, de orgullo al resolver un conflicto, de cariño al dirigirse a los más pequeños, de cansancio tras un día en la nieve, de emoción al ver el cole transformado en un circo, etc.




Por todo ello, gracias, gracias de todo corazón (como cantan ellos) a Escuela Ideo por abrirme sus puertas, les deseo un futuro cargado de felicidad, porque si de algo estoy segura es de que no hay nada más importante que la felicidad. 
Enhorabuena por vuestro esfuerzo, dedicación y pasión.
¡Volveré pronto y os tendré siempre en el corazón!


PD. Todas las imágenes del post han sido tomadas de Internet, no me pertenecen.

jueves, 10 de marzo de 2016

Juego simbólico

Antes de nada, ¿Qué es? Es un momento en el que los niños juegan a ser otro, sin guión, cada uno explora como quiera, de lo contrario, estaríamos hablando de juego dramático. Para facilitar el juego simbólico, se ofrecen espacios y materiales que simulan los que se encuentran en su día a día; allí juegan, experimentan acciones sobre las que no están seguros, pero ante todo, imitan.


En Octopus, cada área de juego se dedica a un ámbito de aprendizaje concreto, pero ello no quita que el aprendizaje siga siendo global, y es por ello que en la zona de juego simbólico también desarrollan, entre otros,  la lecto-escritura en la biblioteca de la casita, sus conocimientos botánicos en el jardín, la psicomotricidad fina al colocar la ropa a los muñecos, o anatomía en el médico.

Existen miles de espacios de juego simbólico, y estos deben cambiarse según las necesidades e intereses que observemos en los peques. Aun así, existen algunos espacios básicos (detallados a continuación) a los que podemos sumar todos los que nos dé la imaginación. Por razones de sobre-estimulación y espacio, se suelen seleccionar entre dos y tres rincones y rotarlos cuando se note desinterés.

Es una actividad auto-dirigida, además de las ventajas de juego en sí mismo: fomento de la creatividad, estimulación de la imaginación, y desarrollo del lenguaje (entre otros)¿qué podemos trabajar en cada rincón?

La casa

- Cocina: Talleres de cocina (pan, galletas, bizcocho...) , especias para estimular el olfato, asociar tapas a los recipientes, untar, cortar.
- Habitación: cantar canciones de cuna para dormir a los muñecos
- Jardín: cultivar, regar, podar.
- Baño: lavar ropa y muñecos, tender.
- Biblioteca: leer, hojear, contar, narrar.
- El armario: vestir a los muñecos con ropas con distintos broches (Imitando los bastidores de Montessori)


El mercado
- Comprar y vender: pesar, contar (productos,por unidades; dinero, por decenas, paquetes, docenas), sumar, restar, multiplicar, dividir.

El médico
- Aseo personal y anatomía: conocer las partes del cuerpo y algunos órganos, sistemas y funciones.



El teatro
- Peluquería: pintarse la cara, las uñas, secarse el pelo, peinarse (coletas, trenzas), hacerse rizos.
- Disfraces: convertirse en cualquier personaje, utilizando desde un traje o vestido hasta una peluca, un gorro, o una simple pajarita.
- Música: reproducir ritmos, nombrar las notas, cantar y tocar canciones con instrumentos de cada familia (cuerda, viento y percusión)
- Teatrillo: narrar historias con marionetas (de dedo, mano o palo) o títeres.



 La ciudad
- Transportes: sus características (terrestre/aéreo/acuático, individual/colectivo), educación vial (algunas señales y los semáforos)
- Construcciones: Construir edificios (con bloques de madera, esponja, plástico, cartón)

En cada rincón se tratará de ofrecer, en la medida de lo posible, el mayor número de material real, es decir, no imitaciones de plástico; siendo preferible encontrar frutas reales en el mercado en vez de unas de juguete, o prendas de vestir en vez de bastidores.

Como veis, algunas actividades son más elaboradas que otras, pero serán ellos los que decidan qué hacer, adecuándose así a su nivel de dificultad, sin que encuentren una actividad demasiado exigente, que les resulte frustrante ni demasiado sencilla, que les resulte desmotivadora.

¿Se os ocurren otras actividades o rincones?

lunes, 7 de marzo de 2016

Rincón de movimiento y psicomotricidad gruesa

Que los niños aprenden moviéndose, tocando y experimentando, no estáticos en una silla escuchando al profe, eso ya lo sabemos (¿no?) Por ello, les ofrecemos un lugar para trepar, arrastrarse, saltar, lanzar...

Siguiendo la filosofía de Acouturier y Pikler, y al igual que el resto del espacio, es un espacio libre donde cada peque explora según sus necesidades, capacidades e intereses bajo supervisión pero sin presiones.


El propósito del espacio es ofrecer un espacio seguro y estimulante en el que puedan ir practicando sus habilidades, desde el arrastre y gateo hasta correr, saltar o mantenerse a pata coja.

En la zona de motricidad gruesa, encontrarán, entre otros:

- Una barra horizontal para los más pequeños, para que se inicien en el desplazamiento lateral.
- Escaleras, rampas, rulos, túneles...
- Una pequeña cama elástica.
- Bloques de psico, con los que  construir sus propios circuitos.
- Pelotas de distintos tamaños, pesos y texturas
- Aros de distintos tamaños
- Cuerdas, cintas, sábanas...
- Picas y ladrillos
- Mini- zancos
- Alfombras con distintas texturas.
- Material pre-deportivo: canasta, portería, bolos, raquetas, frisbees.

En muchas ocasiones, la expresión motriz se puede acompañar de la música y la plástica, por tanto, en Octopus podremos encontrarnos con: sesiones de baile sobre pelotas gigantes, dibujo sobre los rulos, o "dibujo" de la música. Me encantan las sesiones que preparan en Segni mossi, no dejan de sorprenderme con los vídeos de sus experiencias, aquí os dejo una muestra.



Además, os recomiendo ver algún vídeo de sesiones de psicomotricidad vivenciada, Aucouturier. Así como leer sobre la filosofía de Emmi Pikler, la cual nos mostró que la naturaleza es sabia y cada peque irá alcanzando sus hitos poco a poco, no es necesario una estimulación dirigida sino un entorno estimulante.

Y, por supuesto, también desarrollan sus habilidades motrices en las salidas (al menos una semanal) a la naturaleza, donde cuentan con espacios amplios para correr, y descubrir miles de lugares a los que trepar y desde los que saltar mientras entran en juego otros sentidos como el oído o el olfato.

Aquí podéis leer cómo se desarrolla una sesión Aucouturier:

¿Qué os parecen los recursos y la metodología planteada?