martes, 5 de marzo de 2019

¿Cómo entendemos el respeto?



Cada vez vemos más espacios, familias, y docentes, que se auto-definen como respetuosos. Y, al igual que hicimos hace un año con el post "NO SON INNOVADORES", hoy queremos exponer qué supone bajo nuestro punto de vista, ser respetuoso.



Es complicado encontrar una definición que abarque todos los aspectos que consideramos relevantes para definir qué es respetar, pero Laura Rojas-Marcos, doctora en psicología, se acerca bastante a nuestra forma de concebir qué es, y dice: "Respetar es reconocer y aceptar a otros, independientemente de si están de acuerdo o no con nosotros".

En nuestro espacio, consideramos que respetar implica actuar teniendo en cuenta las necesidades e intereses de quienes participan en la acción, velando por la seguridad física y psíquica. El respeto es verbal y corporal.

Cuando no aceptamos y reconocemos las necesidades e intereses de otras personas, pese a no compartirlos, no estamos respetando. 

Tal vez sea "sencillo" (re)conocer los intereses, pero ¿y las necesidades? ¿Qué necesidades tiene una persona? En la Asociación de CNV tienen un recopilatorio de necesidades, agrupadas en 8 grandes grupos: conexión, cercanía, sentido, autonomía, bienestar físico, celebración, paz, e integridad.


Es habitual ver que se realizan acciones (especialmente dirigidas a la infancia) que no solo no parten de un interés sino que tampoco lo hacen desde una necesidad. Entonces ¿están respetando? Para nosotras, la respuesta es clara, NO.

Cualquier persona debe ser respetada, y la infancia además cuenta con la Declaración de los Derechos del niño, sobre la que reflexionamos sobre su cumplimiento aquí. : atención al interés superior, libertad de expresión, juego, etc.

Pero volvamos a la idea principal. ¿Qué es respetar?

Pongamos un ejemplo: Quiere desayunar judías o comer a deshora. Se le niegan, alegando que "eso no es para desayunar" o "no son horas/ espera un rato que luego no comes". Alimentarse es una necesidad, no desayunar judías es un freno cultural, y al igual que tener unas horas pautadas, no implica ningún riesgo físico ni psíquico, por lo que negar el alimento no es respetuoso.

Por otro lado, hay situaciones en las que tener en cuenta sus necesidades e intereses iría contra nuestro respeto propio, y es en estos casos cuando debemos buscar acuerdos en los que ambas partes se sientan respetadas. Por ejemplo, cuando no queremos o no nos apetece comprar un juguete, escuchar una canción, leer un cuento, etc. 

También hay situaciones en las que no hay alternativa posible, es decir, puede que a la persona en cuestión no le interese o no sienta la necesidad pese a serlo; en estos casos, cuando realmente la acción se encuentra ligada a la integridad, a la seguridad física o psíquica, podemos actuar en contra de lo que esa persona nos comunique, pues sería en defensa de sus necesidades y su seguridad.

Me explico: Ir al dentista si tiene una caries. Puede que no quiera, que no sienta que es necesario, pero nuestra obligación es velar por las necesidades (bienestar físico). Por tanto, aunque no quieran, les llevaremos, pues su salud está en riesgo.


Es importante, en estos casos, al igual que en el anterior, reconocer el interés y/o necesidad de la persona, es decir, no es "no vas a hacer X y punto". En la crianza respetuosa, es importante saber que los "porque sí" "porque lo digo yo, "y punto", etc. no son válidos, sino que debemos expresar el porqué de nuestras decisiones, cuáles son las necesidades/intereses, comunicando desde las herramientas que nos brinda la comunicación no violenta, lejos de los juicios.

El respeto es uno de los pilares más importantes, por no decir el más importante, de cualquier sociedad, de las relaciones entre las personas. Cuando dejamos de lado los intereses y necesidades de otros, podemos hablar de faltar al respeto. Del mismo modo que debemos respetar a los demás, no debemos olvidarnos de respetarnos a nosotros mismos, algo que cada vez va siendo más habitual. 

No nos respetamos cuando hacemos algo que no nos apetece, cuando actuamos bajo la sumisión, la resignación o el temor. El respeto hacia uno mismo y hacia otro nace desde la libertad de expresión. Debemos ser modelos, referentes en los que puedan fijarse los peques, pues flaco favor hacemos cuando no les negamos nada (ya hablábamos el otro día de la necesidad de "explorar" la frustración) simplemente para atender las necesidades ajenas.

Es el caso de esas personas que se ven presionadas y/o chantajeadas por sus iguales o sus parientes; un chantaje se realiza teniendo en cuenta y manipulando los sentimientos de otra persona, por lo que implica una falta de respeto. 



Por eso, la palabra RESPETO, está muy presente en nuestro día a día. Pedimos que se respeten, que respeten a los demás (compis, acompañantes y familias), y que respeten el entorno; y somos modelos, velando por el respeto y pidiendo que nos respeten. Así, cuando nos piden algo que realmente no nos apetece, lo comunicamos, les hacemos ver que no pasa nada por decir NO, que cuando algo no nos gusta debemos decir NO, que debemos defender nuestras necesidades e intereses y velar por las de los demás. 


Integrar este modelo se trabaja desde la infancia, desde que ese bebé recién nacido llora y se le atiende, para más tarde girar la cabeza e indicar que no quiere más y no insistir, y después nos cuenta que prefiere comer judías para desayunar, y cuando crecen más que no les apetece salir al parque, etc. Porque así se cría un peque respetado, un peque que sabe decir NO, que conoce sus necesidades e intereses porque no se las impone antes un adulto.

Así que, recuerda, cada vez que algo o alguien se defina como respetuoso, piensa ¿realiza las acciones teniendo en cuenta las necesidades e intereses de quienes participan o impone la/s suya/s? 

Por desgracia, la mayoría de veces, son los adultos los que llevan la voz cantante y marcan qué necesita o le debe interesar a un peque de determinada edad... Es el caso de esos "trabajos por proyectos" tan atractivos (pero que no nacen de la necesidad ni interés de los peques), los peques hiper-estimulados, las fiestas infantiles para bebés, la ropa tan mona como incómoda, las actividades extraescolares,... ¿Surgen del la necesidad e interés del adulto, o del peque? En muchas ocasiones, surge del interés del adulto, ni siquiera es una necesidad, es decir, es un "capricho".


Es un capricho imponer que vistan de determinada manera, que acudan a determinados lugares, que aprendan determinadas cosas, que coman determinados alimentos, que jueguen con determinados juguetes, que se junten con determinadas personas, que se levanten a determinadas horas...y así podríamos seguir un buen rato. Toda acción impuesta que no parta de la necesidad (en este contesto, del adulto), será un capricho, y por tanto no será respetuoso. 

Por otro lado, en ocasiones sí son necesidades, y en ese caso tampoco es respetuoso, pero no por ello debemos excusarnos sino pedir perdón y reconocer que no siempre será posible respetar a otro, siempre y cuando (como escribíamos al inicio) no implique cuestiones de seguridad física o psíquica, en cuyo caso siempre debemos respetar y hacernos respetar. 


Como siempre decimos: confiad y respetad, acompañad sin juzgar; tan sencillo, tan complejo.  


Para terminar, os dejamos un enlace a un vídeo en el que Laura Rojas-Marcos, doctora en psicología, expone su punto de vista sobre el respeto. 



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